Compendio de Amores

Para quienes quieren refrescar los contenidos anteriores o simplemente no los han leído, aquí les ofrezco un resumen donde se integran todas las publicaciones de modo coherente y breve, dándole mejor sentido, agrupando las ideas y los sentimientos. Espero lo disfruten.

El ser humano no siempre es capaz de reprimir sus instintos para dar espacio al raciocinio. Por más que esta sociedad ha intentado crear sistemas de convivencia y bienestar, estos no siempre funcionan. Los sistemas no son perfectos, al fin y al cabo son creados por seres humanos, y nadie puede decir que es perfecto, no lo somos, pero podemos intentar ser mejores.

Tokio, lugar al que tuve el placer de visitar, reconocida como gran ciudad con súper desarrollo, posee fuertes asociaciones de vecinos que representan “pequeñas” urbanizaciones con muy bajos índices de criminalidad. Las razones son simples, aunque en Tokio habitan algo así como 30 millones de personas, la ciudad está dividida en cientos de “pequeñas” urbanizaciones o sectores donde todos los habitantes se preocupan por su comunidad, se conocen y respetan, se sienten pertenecientes y por ello no le hacen daño a su prójimo.

Lo arriba expuesto se logra con el ejemplo y cariño de nuestros padres y un sistema de educación adecuado donde se expliquen los valores esenciales de convivencia y se pongan en práctica. Para ello, también habría que educar al educador, al padre, a quien esté a cargo de la formación de otra persona. Solo si el educador se identifica con dichos valores podrá entonces transmitírselos a sus alumnos, a sus hijos, a sus semejantes.

¿Qué nos dice todo lo anterior?

Que mientras más amor sentimos, mejor para nuestra especie.

Si el amor es un fenómeno biopsicosocial, entonces hay que buscar fórmulas que permitan que el amor sea el eje alrededor del cual gire nuestra sociedad. De ese modo mejoraremos genéticamente y esa mejora genética será transmitida de generación en generación hasta lograr un planeta donde el odio sea menos protagónico y finalmente desaparezca de nuestra conducta.

El amor es la respuesta.

En un artículo publicado en la Revista de Psicología Universidad de Antioquia por el profesor PhD. Oscar Navarro Carrascal y otros colaboradores, titulado “La discriminación social desde una perspectiva psicosociológica”, se explica cómo la discriminación tiene sus orígenes en los estereotipos y en los prejuicios que heredamos históricamente y forman parte de nuestra cultura.

El Dr. Navarro expone que factores individuales como el fracaso y la baja autoestima, aunque no son los únicos, son factores que derivan en un comportamiento discriminatorio como resultado de la frustración personal, es decir, discriminamos al no aceptar nuestros fracasos como propios, sino como culpa del otro. Entiéndase bien que esto se refiere al aspecto social. Estas conductas se transforman en valores sociales que se transmiten de generación en generación y pasan a formar parte de la cultura.

Como saben, yo no soy un experto en psicología o sociología, pero el haber comenzado este viaje me ha permitido aprender un montón sobre el ser humano, y más que nada, sobre mí mismo. En este corto periodo de tiempo, he cambiado mi perspectiva sobre la vida y es algo que, por mi naturaleza, siento la necesidad de compartir. También producto de la “casualidad” o la “causalidad”, a uno le van llegando las cosas en su momento, información importante, información que te da herramientas y te cambia para bien. Es cierto que uno va recorriendo caminos y aprendiendo, pero ahora es distinto.

¿Cómo superamos la ausencia de amor propio? Entendiendo que, sin importar lo que piensan los demás, todos tenemos la capacidad y el talento para lograr nuestras metas y objetivos. Nadie, excepto nosotros mismos, puede impedirnos crear las condiciones que nos lleven a entendernos, aceptarnos y comprender lo bueno que somos, lo talentoso que somos, lo capaces que somos. Todos tenemos talentos, todos tenemos capacidades. Lo importante es valorarnos, apreciarnos y sentir empatía por nosotros mismos, sin caer en la arrogancia.

Fotografía de Frank Hernández @myfrank_

Independientemente de la forma de amor o de cómo la entendemos, todas las formas de amor tienen como factores comunes, el respeto, la empatía y la tolerancia. Comenzamos respetando a quien amamos, nos sentimos identificados, sentimos admiración, entendimiento y aceptamos aquello que no nos daña ni nos lastima. Cuando amamos, nos entregamos, y sólo lo hacemos si sabemos que seremos respetados, apreciados y comprendidos. Si es así, el amor mutuo se mantiene en el tiempo, perdura y crece.

Fotografía de Frank Hernández @myfrank_

Se han producido cambios sociales importantes producto de visiones del mundo que han comenzado por un cambio de conducta de quienes han hecho públicas esas visiones. Por ejemplo, Joshua Fields Millburn y Ryan Nicodemus son dos emprendedores del bienestar por el planeta, que llevaban una vida normal, con un trabajo de oficina y eran exitosos profesionales. Pero comprendieron que lo que hacían no estaba del todo bien. Se dieron cuenta de que las organizaciones para las que trabajaban no respetaban a sus clientes, obligándolos a adquirir productos que no necesitaban, inclusive sin su autorización. Un día decidieron dejar de hacer daño y renunciaron. Yo pasé por una situación similar trabajando para una gran corporación y al cabo de un tiempo me sentía enfermo, confundido y desgraciado, finalmente opté por no continuar allí.

Mi planeta perfecto sería este mismo planeta; sin duda, la tierra es increíblemente hermosa, generosa y extraordinaria comparada con los otros planetas que nos muestran por televisión. Estaría lleno de personas que se aprecian, reconocen y respetan, que se apoyan y trabajan por el equilibrio social y natural, en donde todos los que existimos, humanos, animales y plantas, vivimos en simbiosis y en armonía.

Yo me lo estoy tomando en serio.

En mi infancia, se veía a los animales como bestias sin sentimiento, no eran más que seres explotables para beneficio humano. No se les protegía y consideraba como hoy, seres vivos importantes a los cuales hay que cuidar y querer, respetar y proteger. Probablemente con el tiempo aprenderemos mucho más sobre lo inteligentes y capaces que son los animales, como conviven en armonía con otros animales y con su ecosistema.

Fotografía de Frank Hernández @myfrank_

Creo que el mundo se está perdiendo de algo maravilloso al preferir el placer momentáneo, instantáneo y efímero, sobre el romance sentido y expresado en el transcurrir del tiempo y de manera constante. Pienso que debemos tratar nuestro cuerpo con amor y respeto, profundizando en nuestra salud física y cuidándolo de maltratos y excesos. De igual modo, nuestra mente debe nutrirse de buenos pensamientos, de magia y poesía, de canciones bonitas y felices, de la idea de un compartir sentido entre personas, que va más allá del momento y puede perpetuarse en el tiempo. Nuestra casa, también puede ser un templo de amor y bienestar, donde prevalezcan el sentir sobre el amor y la expresión de ese amor romántico, donde el poema se lee o se escribe sin avergonzarnos, donde la canción se canta en voz alta y con los ojos cerrados, donde se sueña con el amor y se regalan flores, bombones de chocolate y un “te quiero” de verdad.

En la próxima entrega estaré relatando una hermosa historia, la de un amor breve y para siempre, sencillo pero complicado, apasionado, alegre y triste, una historia de amor de nuestros tiempos.

Sería maravilloso poder leer sus comentarios, opiniones y aportes a la información contenida en las publicaciones. Para ello hagan clic en el título para abrir la página y así podrán comentar al final.

¡Gracias y hasta la próxima!

Las ballenas: Un modelo de amor y armonía social

«Las ballenas tienen una vida muy larga, desarrollan lazos profundos con los suyos y se preocupan por su bienestar. Al ser gregarias, se desplazan por los océanos guiadas por un líder que, si se pierde o enferma, puede hacer que el resto del grupo imite su conducta.»

Soy un gran fanático de una serie de Televisión Española llamada Cuéntame Cómo Pasó. La razón es simple: es un reflejo de la sociedad española y de su historia desde abril de 1968, dos años antes de mi nacimiento, y su similitud con mi infancia temprana es increíble. Con ella me di cuenta de la influencia cultural española sobre la venezolana, especialmente en las costumbres familiares, la crianza de los hijos, la diferencia de roles entre hombres y mujeres, así como en los valores y aspiraciones personales de la clase media de ambos países en aquella época.

Cuéntame lleva 18 temporadas y más de 300 capítulos, y en gran parte, sus personajes principales siguen siendo los mismos. En fin, es una gran serie, pero esa no es la razón por la cual la menciono en esta entrega. En el último capítulo, Carlitos, el protagonista, narra en voice over la forma en que las ballenas conviven desde el inicio de los tiempos, y lo hace, como siempre, reflejando alguna situación familiar por la cual atraviesan los Alcántara.

© Corporación de Radio y Televisión Española 2017

Me pareció maravillosa, y me tomé el atrevimiento de transcribirla aquí para ustedes. Espero que disfruten de este relato de Carlitos y que les sirva para profundizar en las conductas sociales de tantos seres de los cuales podemos aprender.

“…Todos los biólogos marinos que estudian el comportamiento de las ballenas y otros cetáceos señalan el enorme parecido que tienen con los humanos. Viven en clanes familiares, las madres son extremadamente protectoras con sus crías e incluso tienen sus propios cementerios. Pero, sobre todo, se parecen a nosotros en la manera en que les afecta el ecosistema en el que viven y en su extraordinaria capacidad para comunicarse.

Las ballenas tienen una vida muy larga, desarrollan lazos muy profundos con los suyos y se preocupan por su bienestar. Al ser gregarias, se desplazan por los océanos guiadas por un líder que, si se pierde o enferma, provoca que el resto del grupo imite su conducta. Las migraciones de las ballenas, al igual que las de la especie humana, son fenómenos tan antiguos como su propia existencia y siempre están motivadas por la misma razón: la necesidad de encontrar áreas que satisfagan mejor sus necesidades.

Las ballenas siempre han fascinado a los humanos. En la Biblia, Jonás es tragado por una ballena. En el cuento del muñeco que se hizo niño, Pinocho es tragado por una ballena. Y en la gran novela de Melville, el capitán Ahab muere en los lomos de Moby Dick, la gran ballena blanca que se tragó su pierna.”

I. W. Taber, Moby Dick final chase 

«Como nosotros, las ballenas son capaces de enseñar, colaborar, planear, cuidar, cantar y tener etapas de duelo. Al igual que nosotros, se hacen cargo de sus especímenes más longevos, aunque en su caso, sin excepción».

Ver capítulo

La estructura social de los elefantes es similar a la de las ballenas. Los elefantes viven en sociedades matriarcales, donde las madres cuidan de sus crías hasta que cumplen 15 años. Los estudiosos afirman que los elefantes viven muy unidos y las hembras permanecen con su manada toda la vida. Aunque el macho suele aventurarse por su cuenta, siempre es bien recibido de vuelta en la manada. Los elefantes expresan estados emocionales como el llanto y la alegría, especialmente cuando pasan por situaciones de duelo por la muerte de algún miembro de la manada o celebran con júbilo cuando nace una nueva cría.

Fotografía por Ben Curtis

Gracias a las redes sociales, hemos podido ver recientemente videos donde los animales muestran comportamientos en los que colaboran por el bienestar de otro, en lo que parecen ser acciones desinteresadas, sin más propósito que evitarle la muerte o ayudarle a obtener alimento. ¿Será que los animales son menos «bestias» de lo que imaginábamos?

En mi infancia, se veía a los animales como bestias sin sentimientos, no eran más que seres explotables para beneficio humano. No se les protegía ni consideraba como hoy, seres vivos importantes a los cuales hay que cuidar, querer, respetar y proteger. Probablemente, con el tiempo, aprenderemos mucho más sobre lo inteligentes y capaces que son los animales, cómo conviven en armonía con otros animales y con su ecosistema.

Georgia Aquarium – Baluga Whales Jan 2006

En la próxima entrega hablaré sobre Finlandia, un país ejemplar con un éxito social extraordinario basado en el amor por su país y el bienestar de sus ciudadanos. Las estadísticas son simplemente impresionantes.

El amor es la respuesta.

Sería maravilloso poder leer sus comentarios, opiniones y aportes a la información contenida en las publicaciones. Para ello, hagan clic en el título para abrir la página y así podrán comentar al final.

Hagan clic aquí para ver el último capítulo de Cuéntame, donde Carlitos hace mención a la vida social de las ballenas.

¡Gracias y hasta la próxima!

Fotografía de portada: Gabriel Barathieu

Amor por el planeta

Si todos procuramos vivir solo con lo que necesitamos, sin excesos y de forma eficiente, nos daremos cuenta de que, con el tiempo, la Tierra nos devolverá ese amor que le estamos entregando. No se trata de no tener bienes ni de vivir en la pobreza, sino de tomar la decisión de poseer aquello que nos brinda suficiente satisfacción para no necesitar nada más.

Esta sección cierra y completa el trío de amores y es, para mí, la más importante de todas. Lo llamo «Trío de Amores» sin doble intención, porque sería el trío perfecto: amor propio, amor por los demás y amor por el planeta. ¿Qué más podemos pedir? En conjunto, este trío de amores haría de este un mundo perfecto.

Se han producido cambios sociales importantes gracias a visiones del mundo que han surgido a partir de un cambio de conducta en quienes las han hecho públicas. Por ejemplo, Joshua Fields Millburn y Ryan Nicodemus son dos emprendedores del bienestar del planeta que llevaban una vida normal, con un trabajo de oficina y carreras profesionales exitosas. Sin embargo, comprendieron que lo que hacían no estaba del todo bien. Se dieron cuenta de que las organizaciones para las que trabajaban no respetaban a sus clientes, obligándolos a adquirir productos que no necesitaban, incluso sin su autorización. Un día decidieron dejar de hacer daño y renunciaron. Yo pasé por una situación similar trabajando para una gran corporación y, al cabo de un tiempo, me sentía enfermo, confundido y desgraciado. Finalmente, opté por no continuar allí.

Fields y Ryan comprendieron que es posible ser felices cambiando su conducta respecto al consumo, y esto, a su vez, protege al planeta. Ellos no están en contra del consumo per se o del dinero; de hecho, son consumidores de los productos más costosos y avanzados que existen. Compran ropa de buena calidad y tecnología de última generación. Lo que ellos predican es que no es necesario tener en exceso o de sobra. Es decir, solo poseen ropa que usan, viven bien, pero nada les sobra. Su movimiento se llama minimalismo y ellos se autodenominan «Los Minimalistas».

Esta idea del minimalismo es simple: se trata de consumir solo lo que necesitamos, no acumular objetos que no usamos ni comprar cosas que terminaremos desechando. Esto reduce el impacto ambiental de forma significativa y expresa nuestro verdadero amor por el planeta.

Según estudios realizados, más del 30 % de lo que guardamos en el armario nunca lo usamos y termina en el relleno sanitario, dañando la tierra y dejándola estéril e inútil. Compramos compulsivamente y, del mismo modo, generamos desechos que contaminan ríos y mares. Esto también provoca una constante producción industrial que contamina el aire, creando un círculo vicioso de producción y consumo.

Si todos procuramos vivir solo con lo que necesitamos, sin excesos y de forma eficiente, nos daremos cuenta de que, con el tiempo, la Tierra nos devolverá ese amor que le estamos entregando. De nuevo, no se trata de no tener bienes ni de vivir en la pobreza, sino de tomar la decisión de poseer aquello que nos brinda la suficiente satisfacción para no necesitar más.

Si nos sobra dinero, podemos pensar en invertirlo de manera que refleje nuestro amor por los demás y por el planeta. Podemos destinarlo a sembrar árboles, financiar artistas y deportistas, apoyar proyectos de investigación, contribuir a escuelas y estudiantes, o ayudar a quienes lo necesitan mediante donaciones a hospitales o comunidades que requieren apoyo en viviendas y sistemas sanitarios eficientes. Hay tantas cosas positivas en las que se puede invertir sin desperdiciar recursos en objetos que nunca utilizaremos o realmente necesitamos.

Finalmente, quiero hablar sobre Bob Marley y John Lennon. Ambos nos dejaron un legado musical extraordinario. A su manera, cada uno aportó una visión de amor y paz: Marley, en muchos casos, con un profundo sentido espiritual y religioso; Lennon, desde una perspectiva sin afiliación religiosa. Sin embargo, ambos compartían un profundo amor por los demás y por el planeta. Ambos se manifestaron en contra de la guerra y a favor de la vida.

Mi planeta perfecto sería este mismo; sin duda, la Tierra es increíblemente hermosa, generosa y extraordinaria en comparación con los otros planetas que nos muestran en televisión. Estaría lleno de personas que se aprecian, reconocen y respetan, que se apoyan y trabajan por el equilibrio social y natural, donde todos los seres vivos—humanos, animales y plantas—conviven en simbiosis y armonía.

Yo me lo estoy tomando en serio. El amor es la respuesta.

http://www.theminimalists.com/

http://www.bobmarley.com/charity/

Cover Photography by WallDevil

China Pollution photo by Ng Han Guan

Water Pollution Photo by MIDC

Trío de amores

Por nosotros mismos, por los demás y por el planeta.

Para no hacerlo tan pesado de leer, voy a intentar expresar en tres secciones separadas todo lo que considero necesario para ser plenamente felices. Estas serían el equilibrio entre el amor por nosotros mismos, el amor por los demás y el amor por el planeta, lo cual tendría consecuencias directas sobre el medio ambiente. Para leer cada sección, solo sigan la continuidad cronológica de los posts o los links en el menú BLOG debajo de esta introducción.

A esta trilogía he decidido titularla “Trío de Amores”, sin doble intención, porque sería el trío perfecto: amor propio, amor por los demás y amor por el planeta. ¿Qué más podemos pedir? En conjunto, este trío de amores haría de este un mundo perfecto.

Como saben, no soy un experto en psicología o sociología, pero el haber comenzado este viaje me ha permitido aprender un montón sobre el ser humano y, más que nada, sobre mí mismo. En este corto periodo de tiempo, he cambiado mi perspectiva sobre la vida, y es algo que, por mi naturaleza, siento la necesidad de compartir. También, producto de la “casualidad” o la “causalidad”, a uno le van llegando las cosas en su momento: información importante, información que te da herramientas y te cambia para bien. Es cierto que uno va recorriendo caminos y aprendiendo, pero ahora es distinto.

Estaré haciendo referencia a movimientos y personas que me han inspirado e influenciado, movimientos que han permitido un cambio de conducta capaz de generar mucha satisfacción personal y colectiva. También haré mención de formas de pensar que han evolucionado producto de la insatisfacción y el malestar, al darse cuenta de que se vivía cometiendo errores de forma consciente, y en las cuales me vi reflejado.

Espero, de corazón, poder ser un catalizador de acciones que generen un cambio. Si existe una sola persona que se interese y vea el potencial que esta visión de la vida posee sobre nuestro bienestar, me daré por satisfecho. Me sentiré muy feliz. Este planeta necesita un cambio. Nuestra sociedad necesita un cambio urgente, donde se consiga un equilibrio que nos beneficie a todos por igual. No sé cuál es la fórmula perfecta, pero estoy seguro de que el amor es un ingrediente fundamental.

¡Gracias y que los disfruten!

Photography by Frank Hernández @myfrank_