Una última reflexión

El siguiente artículo no pretende generalizar; se sabe que hay gente buena y gente mala, decente e indecente. Igualmente, existen instituciones eficientes y muy respetables, y otras ineficientes y mediocres. También sabemos que cometer errores es humano y que siempre hay una oportunidad para corregir. Sin embargo, hay una realidad del tamaño del cielo que nos golpea en la cara y debemos cambiarla.

Imagen de portada: River Torrens Footbridge por Ardash Muradian

Hemos adoptado y normalizado una forma o estilo de vida que nos está haciendo mucho daño. Desde el dinero, su sobrevaloración y la mala interpretación que se le ha dado, hasta la salud como negocio, donde el negocio no es la salud, sino la enfermedad y la venta de fármacos.

Vivimos en una sociedad cada vez más empobrecida. Empobrecer a la sociedad empobrece también a quienes gozan de una buena economía. Pregúntense lo siguiente: ¿De qué vale ser rico si se está rodeado de miseria? ¿Cómo se puede disfrutar de la riqueza si no hay dónde, o con quién, hacerlo? Si cada vez hay más pobreza, cada vez hay menos personas con quienes disfrutar la riqueza, y no hay nada más desagradable que entrar a un restaurante de «lujo» y, al salir, toparnos con alguien que pide dinero para comer.

Ser rico no es simplemente tener dinero en el banco, o tener cosas que cuestan mucho dinero. Es poder disfrutarlo realmente, poder ir a lugares hermosos, disfrutar de excelentes servicios, disfrutar de la calidad en todos sus ámbitos, y estar rodeado de personas que disfrutan, al igual que todos los demás. Y si nos ponemos a pensar, las cosas más increíbles que experimentamos en esta vida, las cosas más lujosas, requieren inevitablemente de un entorno de calidad, aunque no cuesten nada.

Lo mismo está sucediendo con la tecnología. Por ejemplo, la obsolescencia programada y la «innovación» innecesaria, donde el único objetivo es obligar al usuario a «actualizarse» sin que esto sea realmente necesario ni requerido para disfrutar de los beneficios que incluyen los aparatos. Si bien es una forma de generar dinero, con toda esa creatividad tecnológica que poseemos, podríamos hacer cosas mucho más interesantes que obligar al mercado a adaptarse a algo innecesario, que cambiará pronto, para luego influenciarlo nuevamente para que se adapte. Es un ciclo eterno de innovación obligatoria que no está mejorando nuestra calidad de vida, sino deteriorándola.

Y no es estar en contra de la innovación, es estar en contra de hacer obsoletos los aparatos que pueden seguir funcionando perfectamente, obligando a las personas a adaptarse, en vez de permitirles decidir si quieren cambiar o no la tecnología que están utilizando.

Pido que no me malinterpreten, no estoy en contra de la innovación tecnológica, por el contrario, en muchos aspectos nos facilita la vida, eso es innegable. El internet me está permitiendo, en este momento, poder llegar a ustedes y que puedan adentrarse en mi pensamiento. Lo que no es justo es obligar a las personas a depender de ella, o que su costo no sea accesible a todos. Paradójicamente, el padre de internet, Tim Berners-Lee, consideró que la utilización de los protocolos para permitir la conexión entre redes fuera gratuita y de uso completamente libre, y así se hizo, lo que generó el inmenso desarrollo que aún sigue experimentando. ¡Vaya genialidad y aporte a la humanidad, y de gratis! ¡Qué lujo! ¡Mil gracias, Tim!

Sir. Timothy «Tim» John Berners-Lee padre de la world wide web.

Al final, lo que va a suceder es que las personas se van a obstinar de la tecnología y la dejarán de lado. Ya muchas personas han optado por ese camino, desconectándose de la tecnología o, bien, evitándola lo más posible. Si se ponen a pensar, cuando no existía MS Office o MS Windows, igual funcionaban perfectamente las oficinas y las empresas, quizá hasta funcionaban mejor porque no dependían de estar actualizando la tecnología cada dos meses. Bastaba una máquina de escribir, eterna y eficiente, que igual generaba consumo, lo que mantenía la economía. Había que comprar la cinta de tinta, en fin, ustedes saben a lo que me refiero. Afortunadamente, también existe OpenOffice, de código abierto, gratuito y tan bueno como el de Microsoft.

Y así, lo mismo con la salud y el negocio de los medicamentos, las farmacéuticas y las enfermedades, donde el negocio no es la salud, sino la enfermedad. Lo mismo con los medios de comunicación y la creación de noticias falsas o el reciclaje de noticias, etc., etc.

Los invito a leer y compartir conmigo sus opiniones sobre este, mi último artículo de El Poder Infinito, donde el amor es la única respuesta.


Dinero y Economía

Dinero

El dinero es un invento del ser humano que, en principio, se creó para facilitar el intercambio de bienes y servicios, pero que lamentablemente se ha convertido en un negocio en sí mismo, es decir, en un «commodity», que de manera injusta y absurda produce ganancias económicas o riqueza financiera al poder venderse y comprarse. La comercialización del dinero debería estar prohibida, ya que el mismo solo debería utilizarse para facilitar el intercambio en sustitución del trueque.

La razón es muy sencilla: su comercialización perjudica a la sociedad y complica la vida en vez de facilitarla. Es injusto porque genera inconvenientes y obstaculiza los procesos, haciendo más difícil la posibilidad de utilizar el dinero de manera simple y eficiente.

A lo anterior hay que sumarle el estrés que significa no poder obtenerlo, no porque no se pueda mediante un trabajo o un negocio legal, sino porque simplemente las condiciones que se exigen para obtenerlo se establecen con la mayor cantidad de obstáculos posibles. Está claro que el objetivo no es facilitar la obtención del dinero, sino restringirlo de la manera más egoísta posible. Y, antes de continuar, quiero dejar claro que no se trata de ideologías trasnochadas sobre el comunismo, el capitalismo, el socialismo o cualquier otro «ismo», de los cuales también estamos hartos los seres humanos; se trata de la paz y la tranquilidad que necesitamos los humanos para evitar terminar matándonos unos a otros como en las películas zombi-apocalípticas.

Divisas

La existencia de diferentes divisas es una de tantas formas de comercializar con el dinero como si éste fuese un bien o un servicio, y no lo es, o no debería serlo. El dinero es una herramienta que facilita el intercambio y debería utilizarse exclusivamente de esa forma. El mundo debería, y está listo para, tener una divisa única, global y universal, sin costo mayor al que implica poder obtenerla mediante el trabajo o el comercio de servicios y bienes que no sean dinero. Una divisa única, global y universal, sin costo para una sociedad eficiente, ágil y feliz.

¿Qué significa esto? Una moneda única para todo el planeta, fácil de obtener y que sirva para poder realizar intercambios comerciales en cualquier parte del mundo.

Costos y Precios

Ambos aspectos de la economía obedecen a condiciones como la oferta y la demanda, y hasta allí quizá vamos bien. El problema aparece cuando estos «elementos» de la economía se utilizan para restringir a quienes necesitan bienes y servicios, y quienes los requieren no tienen las condiciones económicas acordes con los precios de compra de esos bienes y servicios necesarios. Al final es una completa contradicción, ya que es mucho más rentable permitir el acceso al dinero y a los bienes que restringirlo. No se trata de que los artículos de «lujo» o innecesarios deban tener precios regulados de modo distinto a la oferta y la demanda, en absoluto, el lujo es lujo y tiene un precio mayor por su «valor agregado».

Por ejemplo, los teléfonos celulares, una «necesidad» creada, real pero innecesaria, los cuales deberían tener todos la misma capacidad y posibilidades de uso, y su precio no debería estar sujeto a las cosas que puedan hacerse con ellos o con la calidad del aparato, ya que todos deberían ser iguales en ese sentido. El precio debería variar no según sus características técnicas, sino a otros aspectos como, por ejemplo, el material con el que sean fabricados. No es lo mismo un celular de oro o titanio a uno de acero, hierro o plástico.

Otro buen ejemplo son los medicamentos genéricos, que en comparación con los de marcas comerciales, que poseen el mismo componente y tienen el mismo efecto, tienen un menor precio. Los medicamentos no genéricos justifican un mayor precio ya que ello les permite agregar aspectos como un empaque más llamativo, hacerle publicidad al producto, o agregarle beneficios adicionales como un recubrimiento para evitar irritación gástrica, darle mejor sabor o un efecto «más rápido», sin embargo, el resultado en cuanto a los efectos sobre la salud se refiere, son los mismos.

Empleo y Producción

La actividad económica, o la economía, como la conocemos, se debe básicamente al hecho de que el ser humano consume bienes y servicios que son producidos, fabricados o creados por emprendedores, empresas o por el estado. En todos los casos, alguien debe hacer las tareas que se requieren para la producción de esos bienes o servicios. Lo que daña el bonito juego de la empresa, entendida como ente creador de beneficios y bienestar, es la «explotación» de los individuos que le permiten existir. No estamos hablando aquí del proletariado de izquierda contra el capitalista de derecha, eso queda para los pocos anticuados que siguen arrastrando el siglo XIX consigo, no, a lo que se refiere es a que las empresas de éxito convierten a sus empleados en «socios», si bien no literalmente, al menos comparten parte del beneficio. Los empleados de éxito se convierten en un valor agregado para el negocio, y para que un empleado le ofrezca a la empresa valor agregado, y que vaya más allá de sus tareas específicas, requiere de un trato más allá del usufructo de su tiempo y su conocimiento. El empleado que se siente parte de la empresa, se siente con la disponibilidad de ir más allá de su estricta labor contractual.

Al final del día, lo que importa es la producción de los bienes y la generación de riqueza para que esos bienes puedan ser adquiridos por todos. Mientras más personas consuman bienes y servicios mejor para el empresario, y si eso es posible, quiere decir que la capacidad adquisitiva de las personas lo permite.

Más allá de cumplir con los objetivos de calidad y productividad, lo importante es el bienestar. Que los objetivos consideren a la persona como la herramienta, dicho en el buen sentido, que permite la creación de bienestar. El producto debe estar orientado al bienestar, al igual que el servicio, deben estar orientados a hacer que las personas vivan mejor, se sientan bien y todos disfrutemos plenamente.

Sector Público y Privado

No deberían estar separados.

Todos deberíamos colaborar con la generación de riqueza y bienestar. Bien podríamos decir que todos en la sociedad deberíamos en algún momento estar dedicados a aquellas tareas que implican el bienestar de la sociedad toda, aunque de igual forma seamos empresarios o empleados.

Debería ser obligatorio que, en algún momento, todos los ciudadanos prestemos nuestro tiempo al servicio público, sin que ello afecte nuestra calidad de vida ni para bien ni para mal. El servicio público debería ser un orgullo, una razón altiva y parte de la cultura ciudadana. En algún momento todos deberíamos desempeñar un cargo «público» para el bienestar de toda la sociedad. Desde la presidencia de un país hasta la limpieza de un hospital, todos deberíamos en algún momento colaborar con ello.

A lo que me refiero no es a que el «sector público» desaparezca, no se trata de eso, a lo que me refiero es a que no sea utilizado, o mejor, mal utilizado, como hoy, convertido en una herramienta de corrupción y enriquecimiento injustificado y que solo se relacione al sector gobierno o de estado. Y que tampoco se relacione con esa actividad que hoy mal llamamos «política», actividad que, por cierto, concebida como lo hacemos hoy, sí debería desaparecer.

El control y bienestar social debería ser una tarea de todos, voluntario, sin fines de lucro y un orgullo al cual pertenecer, eso debería ser el «sector público».

El sector «privado» debería ser el que aporte al sector «público» lo que le permita poder estar a la vanguardia, es decir, por ejemplo, que el que desarrolla tecnología médica u hospitalaria, aporte la misma para los hospitales que no pertenecen a un empresario, sino a la sociedad toda. Las escuelas u hospitales «públicos» deben gozar de los mismos beneficios que los privados en el sentido de que la calidad de su servicio no puede ser inferior al que ofrecen las instituciones privadas. Al igual que los medicamentos de marcas comerciales versus los genéricos, la diferencia debe estar en el «lujo» o el valor agregado, y no en la calidad.

Salarios e Ingresos

En ambos casos, el objetivo debe estar adjunto al bienestar personal y colectivo, a la riqueza económica, moral y ciudadana. En ambos casos, estos deben estar por encima de lo mínimo necesario, es decir, que le permitan al individuo techo y comida decentes y suficientes para una buena salud física y mental, y que la decisión de disfrutar o no del lujo sea algo personal y no algo imposible o condicionado por ser rico o pobre.

El lujo debe pasar a ser un concepto desligado de la calidad. No quiero decir que lo lujoso no sea de calidad, no, no, desligado de la idea de que es mejor que el producto que no es lujoso. Según la RAE, el lujo es «Abundancia en el adorno o en comodidades y objetos suntuosos»; según Sombart: “Lujo es cualquier gasto que excede la necesidad”, y así debe entenderse. Sin embargo, lo necesario no tiene por qué ser de menor calidad que lo lujoso, ni menos duradero, o menos útil.

El lujo, según mi concepto, debe estar ligado a lo complejo que se hace la obtención de los materiales con los que se fabriquen los de lujo, o lo escaso de dichos materiales, o la complejidad innecesaria de un servicio. Por ejemplo, una habitación en un hotel de hielo en el polo norte, es un lujo, ya que el costo que implica poder prestar ese servicio es mayor al de un hotel en una ciudad conocida con todo lo necesario accesible para prestar el servicio.

Finalmente, lo importante es que disfrutar del lujo o no, no dependa del tipo de empleo o de las ganancias del negocio, sino de la decisión de cada quien de disfrutarlo o no.

Quizá, en lo profundo de esta reflexión, esté la posibilidad de que la vida no dependa de un ingreso en dinero, de un salario o de la ganancia en un negocio. El dinero no debería ser necesario sino para facilitar el intercambio, no para definir un estrato social o la calidad de vida de las personas.

Y, como cierre, el lujo debería estar asociado a lo suntuoso o innecesario, y no al valor auténtico y maravilloso de lo que ofrece bienestar pleno.

Pobreza

La pobreza, salvo aquella que sea voluntaria, no tiene por qué existir; los recursos están allí para impedirla. El problema es que dichos recursos no los facilitan quienes los manejan. Yendo aún más allá, cuando digo «recursos», me refiero al dinero, que solo debería tener un manejo, en su estado físico, para su recolección y producción por deterioro físico. De existir solo en forma virtual, el «token» no debería tener manejo oficial o del estado, sino ser regulado por la sociedad toda.

La pobreza producto de la exclusión o de la imposibilidad creada por otros para que los individuos no puedan acceder al dinero, es tan absurda como la implementación, por parte del estado, del famoso salario mínimo, que no es más que una herramienta oficial para la creación de pobreza. El salario debería ser producto de la capacidad de pago de quien ofrece el empleo y de la negociación entre las partes, es decir, un acuerdo entre empleado y empleador, sin que este sea regulado por el estado. Las actividades oficiales, denominadas «cargos públicos» en pro de la sociedad, deberían ser voluntarias y sin fines de lucro.

La otra parte de la pobreza se basa en la imposibilidad de acceder a servicios de salud, alimentación, educación y vivienda decentes y de calidad, debido a que «el estado», en algunas partes del mundo, no los proporciona.

El estado, que deberíamos ser, y de hecho lo somos todos, tiene que ser el ente facilitador por excelencia de los recursos generadores de bienestar. Todos por todos y para todos en pro del bienestar social. De ese modo, la pobreza desaparece.

Desapareciendo el concepto de estado al que estamos acostumbrados y adoptando uno nuevo, del cual se nutra la sociedad toda por el bien común, se permitirá la riqueza social. Es decir, una sociedad en donde todos somos ricos, tanto de forma monetaria como en educación y en salud, con la posibilidad de que todos disfrutemos por igual de las maravillas que ofrece el mundo.

Niño rico y niño pobre por https://www.flickr.com/photos/zaneinzane/4097452527

La «pobreza» (MONETARIA) voluntaria es otro cuento, y sí, existe. Es la decisión voluntaria de vivir sin el recurso monetario o el dinero, y, aunque escaso en comparación con la gran población que dependemos del dinero, es una forma de vida que se nutre de la naturaleza y basa su economía en el trueque. Algunas poblaciones llevan viviendo así miles de años, y cada vez son más las personas que escapan de la sociedad «moderna» y enfermiza en la que vivimos hoy, y adoptan una vida más natural.

Retiro y Vejez

Aquí está la razón principal de esta última reflexión sobre el bienestar, esencia de este blog. La cuestión está en llegar a viejos sin miedo, sin el temor de no ser productivos e incapaces de sustentar nuestra vida dependiendo de otros. Si bien la sociedad intenta reflejar una especie de «respeto a la vejez», la verdad es que la mayor parte del tiempo no nos importa.

Si bien cada individuo es responsable de sus actos y debe prever su vejez para no tener que depender de nadie, la verdad es que no siempre se puede prever todo, y los eventos fortuitos pueden llegar y tomar desprevenidos a quienes no pensaban que llegaría el día en que se quedarían sin nada. Es entonces cuando la cosa se complica.

La sociedad debería prever el envejecimiento digno de sus progenitores, quienes por demás ya aportaron lo que debían aportar a la sociedad, incluyendo el bienestar de sus hijos. Entonces es deber de todos en la sociedad garantizar un retiro digno a quienes crearon todo lo que tenemos. Vean a su alrededor, todo lo que hay allí fue ideado, fabricado y distribuido por una o un grupo de personas; a esas personas les debemos la posibilidad de tener esas cosas, y esas personas van a envejecer o ya envejecieron, una de esas personas puede ser tú.

A ti también te gustaría tener la seguridad de un retiro digno y placentero; es por ello que es indispensable que todos lo garanticemos. La sociedad cuenta con los recursos para garantizar un retiro y una vejez digna, lo que hay que hacer es organizar el método para hacerlo y proteger dichos recursos para que sean intocables.

Tecnología

Productos que funcionen siempre, sean reparables, universales y no requieran de actualizarse, renovarse o reemplazarse obligatoriamente.

Así era la sociedad de los años 1980 hacia atrás. Lo que está sucediendo hoy con la tecnología es absurdo e innecesario. Si bien la ciencia y la tecnología evolucionan para el bienestar de todos, debería estar rígidamente prohibido hacer obsoletas tecnologías que funcionan perfectamente para obligarnos a adaptarnos a cambios innecesarios. No se trata de dejar de evolucionar o que las empresas no ofrezcan nuevos productos, se trata de que debería prohibirse la obsolescencia programada, el obligar a las personas a cambiar de tecnología siendo ello innecesario.

Obsolescencia programada

Es, por demás, una manera corrupta, cruel, innecesaria y absurda de generar riqueza, haciendo que los productos dejen de funcionar de manera intencional para obligar a los usuarios a cambiar de tecnología sin una justificación verdadera.

La famosa «Inteligencia» Artificial

Ciertamente artificial y creada por seres humanos que se equivocan como todos nos equivocamos. Por ahora, lo que se está haciendo es utilizar grandes cantidades de información almacenadas en computadoras para intentar simular el pensamiento humano. Sin embargo, hasta hoy, no hay computadoras capaces de ENTENDER la información como lo hacen las especies naturales.

Así que la interpretación de dicha información se basa en algoritmos creados muchas veces por seres humanos que no saben mucho de la vida, sin experiencia real más allá de estar sentados frente a un computador 18 horas al día, que se equivocan y que solo ensayan cometiendo errores. Dicho esto, no quiere decir que no va a llegar el día en que esos mecanismos electrónicos no puedan darnos respuestas acertadas. El problema es que los datos en que se basan esas respuestas deben ser ciertos, estar comprobados y reafirmados por seres humanos capaces, verdaderamente inteligentes y preocupados por el bienestar y no por la manipulación o simples intereses económicos.

Comunicación y Medios

Televisión paga y gratuita
(La idea no es pagar por ver comerciales)

Cuando aparecieron HBO, CNN y MTV, la idea era que las personas pagaban por un servicio de transmisión de entretenimiento o noticias, para evitar así ver comerciales molestos que interrumpieran la diversión. Sin darnos cuenta, nos empezaron a engañar, haciéndonos no solo pagar por ver buen entretenimiento, sino pagar por ver comerciales publicitarios.

Si el canal o la plataforma es gratuita, se justifica que se vendan espacios publicitarios para generar dinero, pero si son pagas, transmitir publicidad comercial es simplemente estafar al televidente.

El negocio de los Noticieros

Si no hay noticias, hay que crearlas para vender espacios publicitarios y ganar dinero. Hagan un experimento y siéntense a ver un noticiero, piensen cuando han visto la misma noticia anteriormente, si bien no idéntica, sí muy parecida. Hace un año, dos, cinco… sí, siempre se repiten las mismas noticias. Las cadenas de televisión son un negocio, y los noticieros son uno de los espacios más vistos por las audiencias, y por ello, uno de los más productivos para las cadenas televisivas y de radio.

No se dejen engañar, sean críticos.

Guerras, los famosos conflictos armados, enfermedades, tragedias, robos, delincuencia, delitos, aberraciones… sí pasan por casualidad, bien para los noticieros, pero si no pasa nada, son creadas, y en muchos casos, los gobiernos y las grandes corporaciones son cómplices en la generación y creación de esas noticias ciertamente falsas. «Se pagan y se dan el vuelto»…

La promoción de la violencia genera más violencia. Los noticieros, y el contenido de los medios en general; y el estado, parecieran procurar la promoción de la violencia intencionalmente para así generar aún más violencia. ¡Estamos locos! Pregúntense: ¿por qué no hay un solo noticiero dedicado a dar únicamente buenas noticias? Quizá hasta sería más beneficioso para las cadenas televisivas, lo que pasa es que nadie lo ha intentado.

Identidad

Nacionalidad y documentación

El mundo se hace cada vez más pequeño y competitivo, movernos alrededor de él se hace cada vez más frecuente e inevitable, lo que significa estar obligatoriamente ligados a requerimientos migratorios como visas, permisos de trabajo, etc., los cuales no son realmente necesarios.

Ya hoy día, la nacionalidad es algo que va dejando de ser importante para los ciudadanos. Muchos poseen múltiples nacionalidades, y no por quererlo, sino porque el sistema obliga a las personas a someterse a dicho procedimiento, cuando en realidad no tiene otro valor que la legalidad dentro de un territorio, lo que, por demás, no impide a nadie cometer un crimen dentro de dicho territorio, y finalmente, cualquier estado puede privar de la libertad a cualquier persona que cometa un delito dentro de sus «fronteras».

Un documento universal nos evitaría muchos trámites innecesarios para poder visitar o hacer vida en cualquier parte. Por otro lado, los países evitarían así la migración «ilegal», que, como bien se sabe, es prácticamente imposible de frenar. Una migración legal y flexible generaría aún mayores ingresos que el pago por visas y el cumplimiento de requisitos migratorios.

En fin, todo lo que complica los procesos solo evita el beneficio.

Viajes y Migración

Los países solo deberían exigir que el individuo no tenga antecedentes penales y su documento de identidad en regla; un solo documento de identidad que, valga la redundancia, identifique completa y eficientemente a la persona de manera global, y de estar solicitando empleo, solo presentar la documentación que lo acredita para ello.

Ya existen tecnologías que permitirían perfectamente a las personas transitar el mundo como lo que es: nuestro mundo, uno solo para todos, donde todos hacemos vida, con un solo documento que nos identifique como ciudadanos del mundo y nos facilite la libre movilidad alrededor del planeta sin mayores restricciones, simplemente no tener antecedentes criminales y dicho documento de identidad en regla.

No habría ni siquiera que modificar los procesos de entrada y salida de los territorios, y serían mucho más rápidos, ágiles y eficientes.

Territorios

Al igual que la nacionalidad, los territorios van desapareciendo. Es decir, las personas recorren el mundo, salvando obstáculos legales, pero igual lo hacen. Estar aquí y allá es cada vez más frecuente. Inclusive vemos como las personas llegan a territorios de manera ilegal, huyendo y solicitando asilo, y, legal o ilegalmente, al final los territorios tienen que acogerlas.

Entonces, ¿qué sentido tiene la territorialidad? ¿Es realmente algo que impide a las personas entrar y salir de ellos? ¿Son los estados realmente eficientes impidiendo toda la ilegalidad que ocurre, como el tráfico de drogas o de personas? La respuesta es NO.

La inversión en tecnología, personal, recursos bélicos, etc., no ha impedido nunca nada. Los delincuentes siempre consiguen la manera. Entonces, ¿para qué una división virtual e imaginaria? Quizá hasta sería más fácil de evitar si, en vez de una delimitación, hubiese una integración colaborativa del mundo, donde bajo un solo principio de bienestar, nos protegiésemos unos a otros y se compartieran los recursos.

La tierra no posee fronteras, las fronteras están en la mente del ser humano. Foto: zemlya-planeta-kosmos-6161

Analizando lo dicho anteriormente, lo de la inexistencia de territorios no impediría tener servicios de control de tránsito global, que identifiquen a las personas y puedan detectar si poseen antecedentes criminales o si son solicitadas por los entes de seguridad. Lo mismo ocurre con las licencias o permisos para conducir, las placas y registros de vehículos, lo que permitiría movernos por todas partes en nuestros vehículos, lo cual ya es posible, pero sería mucho más sencillo. Un registro universal de vehículos facilitaría el control y el tránsito entre países. Y si aplicamos lo mismo a la telefonía fija y móvil, entonces no habría restricciones de comunicación y las empresas de telecomunicaciones registrarían aún más beneficios. Al final, las personas siempre consiguen la manera de facilitarse la vida, así sea en contra del sistema. ¿Cuántas llamadas internacionales se realizan hoy utilizando la telefonía convencional? NINGUNA.

Los conflictos territoriales no son más que el producto de la existencia de la territorialidad. Basta un enemigo común para que pasemos de enemigos a aliados. Entonces, ¿por qué no tener un solo territorio cooperativo integrado en pro del bienestar de todos?

Individuos globales

Ya lo somos en la práctica, lo que hay que hacer es crear una nueva reglamentación universal que nos facilite la vida a todos como seres humanos globales integrados.

Si a todo lo anterior le sumamos una moneda, divisa o «token» de intercambio global, viviríamos en un mundo donde todo sería más fácil. Ya lo vemos con países que adoptan divisas extranjeras como locales o se integran en una sola, y así se facilita la vida.

Gobiernos globales integrados

Esta quizá sea una premisa un poco más compleja de llevar a la práctica, pero ya se asoman por ahí unas ideas que podrían ser válidas. Un gobierno global, integrado, colaborativo, conformado por un equipo multiétnico de trabajo en pro del bienestar de todas las personas en la Tierra, sin distinciones ni barreras separativas que no hacen sino generar conflicto.

Un equipo de gerencia y dirección del planeta sería, no solo una solución para los conflictos que existen, sino que impediría conflictos futuros. Además, la colaboración evita el conflicto. Cuando nos vemos obligados a colaborar, todas las barreras se caen.

Finalmente, un idioma universal. Ya casi todos utilizamos el inglés como idioma universal. Pero más allá de cuál sea el idioma, lo ideal sería que todos hablemos el mismo idioma cuando tratemos asuntos globales. Ello nos facilitaría el entendimiento cuando nos movemos por el planeta. Hoy por hoy, ya muchos niños y niñas aprenden inglés sin que nadie los enseñe, debido a la necesidad de entender los contenidos de Internet. Entonces sí se puede, y el camino ya está casi andado.

Educación y Conocimiento

Gratuidad total

Si bien pueden existir instituciones de educación con fines de lucro, la educación debería ser ofrecida por los estados de manera gratuita en todas partes. El conocimiento no debería estar limitado a quienes tienen cómo pagarlo. Nuevamente, cada vez se hace más viable obtener conocimiento gratis; miles de personas ya ofrecen su conocimiento y experiencia gratuitamente por Internet.

Vemos como países que ofrecen educación gratuita progresan con mayor eficiencia y poseen mejor calidad de vida. Ahora bien, debe ser educación de alta calidad y actualizada, efectiva, relevante y que genere bienestar.

Enseñar La Verdad

Por años, los gobiernos se han involucrado en el sistema educativo para educar a los ciudadanos según les convenga, así sea mintiendo. Al final, la verdad siempre se sabe y terminamos descubriendo las mentiras, lo que no hace sino hacer quedar muy mal a las instituciones que deberían enseñar la verdad. Hoy día es casi imposible ocultar la verdad, y aunque parezca más fácil convencer a las masas vía Internet y redes sociales, las mentiras no duran mucho en descubrirse.

Ya nadie cree en nada y hay que demostrarle a las personas que hay verdades muy útiles que nos permiten vivir mejor. La educación formal es la entidad ideal para formar individuos que puedan gerenciar el planeta en el futuro y hacerlo un mejor lugar para vivir.

Excelencia

Si algo está perdiendo el sistema educativo en el mundo, es el principio de la excelencia. Sin ello, difícilmente podremos mejorar la calidad de vida en el planeta. Sin ello, no habría productos y servicios de alta calidad, y de ser así, entonces nos perderemos todos en un mundo de supervivencia salvaje al que ya estamos volviendo.

No vale la pena vivir en la mediocridad. Es mejor y se disfruta aún más cuando la excelencia se impone a lo ordinario, común, descuidado y desprolijo. Convirtamos la excelencia en lo común, convirtamos la excelencia en moda, en que si no es así, entonces no es.

Las Religiones

Hoy día casi nadie cree en las religiones, y menos en las personas como curas y monjas o pastores, líderes religiosos o doctrinas de fe, que cada vez dan más vergüenza. Sobre todo, las nuevas generaciones entendieron que muchas son solo mecanismos de manipulación y coacción. Lo que no quiere decir que las personas no tengan fe, o no crean en Dios o en Dioses, Diosas, etc. Si hay algo de cierto en las religiones, quienes las dirigen deberían apurarse en demostrarlo. Dejar el absurdo de hacer creer a las personas ciegamente y luego pedir pruebas científicas para los milagros. Díganme si no es contradictorio.

Contradicciones

Si hay algo de cierto en las doctrinas que se basan en libros escritos por seres humanos, entonces las instituciones que se auto-adjudican la conexión con seres supremos, demuéstrenlo rápido, o se van a quedar sin clientes. Porque esa es otra, se nutren de la pobreza, pero viven como reyes, rodeados de lujos, y muchos, del pecado.

Un Negocio

Una iglesia, cualquiera que esta sea, al igual que cualquier otra institución, requiere del dinero para sustentarse. El problema es que basan su promesa de venta en publicidad engañosa, y no prestan un servicio con resultados tangibles. Y no solo eso, dependen del aporte de la sociedad. El que quiera creer, que crea, eso es una decisión personal. Sin embargo, la asesoría espiritual debería ofrecer resultados comprobables a los individuos que la solicitan.

Salud

Hemos llegado al punto de un descaro tal, que es evidente que más allá de una vocación en pro del bienestar, es un negocio que se nutre de la enfermedad.

Es como lo de los gobiernos y el delito: sin crimen no hay necesidad de un orden, sin enfermedades no hay necesidad de médicos y farmacéuticas. Entonces el objetivo es mantener a las personas enfermas, o al menos no erradicar las enfermedades. Si al final lo que se quiere es evitar la superpoblación para que alcancen los alimentos, deben existir mecanismos más inteligentes que la creación de enfermedades o tratamientos que están diseñados para empeorar la salud y no para mejorarla.

Gratuidad

Por lo anterior, la medicina y la farmacología como ciencia en pro del bienestar de las personas, deberían ofrecer productos y servicios total o casi totalmente gratuitos, sin que ello impida la existencia de los mismos con fines de lucro, y que posean la misma calidad y generen el mismo efecto. Compartiendo los mismos principios de la educación, en búsqueda de la excelencia y con la verdad como premisa.

Me pregunto qué pasó con aquello del juramento hipocrático, quizá lo convirtieron en un juramento muy hipócrita. En fin, que la ética se fue para el carajo, y me perdonan la expresión.

El Estado y El Gobierno

Debe ser meritorio y respaldado con experiencia y estudios

Sobre todo, en América Latina, hemos caído en el error garrafal de elegir a nuestros representantes al gobierno por su carisma, y no por sus méritos, credenciales o estudios.

Siendo este el empleo más importante para la sociedad, el candidato a ese empleo debería tener el currículo adecuado. Si lo hacemos para contratar administradores, ingenieros, médicos, etc., ¿cómo no hacerlo para quienes van a llevar las riendas de un territorio, representando además nuestros intereses? La próxima vez que vaya a elegir a un representante suyo, exija sus credenciales, antecedentes, experiencia, etc., al igual que lo haría con cualquier empleado. Porque otra cosa a la que estamos mal acostumbrados es a pensar que, una vez electo, nuestro representante pasa a ser nuestro «jefe» o nuestro «superior». Todo lo contrario: es nuestro servidor. Su labor es obedecer las demandas del pueblo y cumplirlas; de hecho, es su empleado. Usted lo contrató para que trabajara para usted y es usted quien le paga su salario con sus impuestos, así que tiene todo el derecho a despedirlo si no le cumple.

Debe ser colaborativo e integrado, con diferencias constructivas sin partidarios ni divisiones

La partidocracia ha sido otro mal de la «política» en el mundo entero. No se trata de agrupaciones con puntos de vista opuestos, se trata de que todos vivimos en un mismo territorio y tenemos los mismos intereses y necesidades. Se trata de crear equipos multidisciplinarios que trabajen en pro del mismo fin: el bienestar común, el de todos, sin distinciones.

De haber diferencias, que además es bueno que existan, estas deben utilizarse para sumar bienestar, para agregar valor.

Debe ser voluntario y obligatorio, sin fines de lucro, y un honor

Todo individuo que viva en sociedad debería prestar, en algún momento de su vida, su tiempo en pro del bienestar social. Algo parecido al servicio militar, pero también en todos los otros ámbitos del estado. Esto debería ser un deber y un orgullo ciudadano, meritorio, responsable y voluntario. Es decir, aunque sea una necesidad para la sociedad y un deber individual, también debe ser un derecho y una razón para sentirse orgulloso.

Debe ser supervisado por la sociedad toda

El incumplimiento o la mala praxis durante el servicio deben permitir a la sociedad destituir al individuo, al igual que se haría con cualquier empleado que incumple su trabajo, sin necesidad de esperar que se cumpla el periodo para dicho cargo, y debería regirse por la misma ley del trabajo.

Debe ser rotativo

Es decir, con una duración suficiente para poder aportar sin que este espacio de tiempo se prolongue injustificadamente, dando oportunidad a todas las personas. Engranado, coordinado, eficiente y productivo.

Debe ser un honor

Poder representar y servir a la sociedad en la que vivimos debería ser un honor y motivo de orgullo, algo a lo que todas las personas quieran aspirar tener en su hoja de vida.

Debe ser como cualquier empleo y sin inmunidades

Ese cuento de tener inmunidad por pertenecer al gobierno es la trácala más grande que existe, y solo permite delinquir sin tener que pagar por el delito. Ladrón es ladrón, delincuente es delincuente y debe ir preso.

El Delito y La Justicia

Igual para todos e implacable

Juez que se venda, va preso.

La ley debe aplicarse de la misma manera a todos, por igual. Nada de prescripción de delitos por vencerse los plazos. El que comete un delito debe pagar por ello. Eso sí, con el debido proceso y la norma por delante. Se es inocente hasta demostrar lo contrario, pero con todas las de la ley: detención preventiva, casa por cárcel, prohibición de salida del territorio, presentaciones periódicas, etc. Al demostrarse inocencia, debe indemnizarse a la persona y declararla inocente ante la sociedad, reivindicando su prestigio y pagando por los daños y perjuicios que ello haya generado.

Ahora está de moda justificar a delincuentes al simplemente pedir perdón, lo que lleva a ese delincuente a sentirse con el derecho de delinquir cada vez que quiere. Delincuente es delincuente y debe pagar con la pena correspondiente por el delito cometido.

No hay delito justificado, ni siquiera en pro de una causa «justa». Delito es delito y debe tratarse como tal. Los estados deben dejar de justificar el delito como un daño colateral.

Pareciera que, si desaparece la delincuencia, no es necesario un estado que imparta justicia y, por ello, no es bueno erradicarla. Si pudiésemos llegar al punto de no necesitar ni ejércitos ni policías, esas personas podrían ocupar cargos mucho más productivos. Ahora bien, suena a utopía, y quizá lo sea, porque los seres humanos somos humanos y nos comportamos como tales, para bien o para mal. Pero podemos acercarnos a una sociedad donde los delitos se minimicen al máximo. De hecho, ya existen sociedades así; lo que hay es que copiar los modelos que funcionan.

Felicidad y Bienestar

Garantías

Debemos urgentemente hacer los cambios necesarios para poder vivir en paz y ser felices, garantizando el bienestar de todos, desde la primera infancia hasta la vejez, con educación, salud, sana recreación, colaboración, participación y autocontrol. Si se puede, muchos ya lo están aplicando y les funciona. Es hora de copiar lo bueno y rechazar lo malo, crear métodos nuevos y eficientes que funcionen y generen cambios positivos, disminuir al máximo la pobreza, enriqueciendo a la sociedad toda, generando alta calidad de vida.

Estrés cero

No mientas, no asumas, no dependas. El amor es la única respuesta.

Para poder eliminar el estrés que nosotros mismos nos hemos provocado, debemos cambiar el estilo de vida que estamos llevando. Evitando tecnologías innecesarias, dejando de crear necesidades en todos los ámbitos.

La mentira solo provoca estrés al mentiroso y, aunque no lo sienta, lo padece. El asumir solo nos deja en ridículo, tanto a nosotros mismos como a quien estamos involucrando. Depender de los demás nos hace vulnerables y debilita nuestra estima.

Hacer todo con amor, por nosotros mismos, por los demás y por el planeta, nuestro planeta, único y hermoso, el que nos brinda todo cuanto requerimos para ser felices.

Foto de portada: La foto de portada la elegí por representar lo que considero un lugar donde se ha logrado un alto nivel de bienestar general y quisiera, de alguna manera, poder copiar el modelo para nuestra América Latina.

Abramos la discusión, una discusión respetuosa, inteligente, de altura, en pro de resolver los problemas.

Si es posible.

Gracias por leer.

Sigan el Instagram para estar al tanto de la nueva etapa, donde MUY PRONTO haré conversatorios en vivo sobre los temas del blog, y también por el canal de YouTube.

El Amor al Aprendizaje: La Clave para Perfeccionar Cualquier Habilidad

Toda habilidad que deseamos desarrollar y perfeccionar requiere de la práctica disciplinada de todos los aspectos que la componen.

Desde el principio de nuestras vidas, o quizás incluso antes, según algunas teorías, nuestro cerebro comienza a captar estímulos del entorno que se convierten en experiencias y, por ende, en aprendizaje. La capacidad de este órgano para acumular información es incalculable, pero no toda la información que obtiene del entorno es comprendida o procesada para su uso adecuado.

De los padres aprendemos el valor del amor y también del castigo, con lo cual vamos formando el carácter y la personalidad. Va a depender de cómo comprendemos la intención de esos mensajes de amor y castigo, el poder sacarles provecho o no, y si los utilizamos a favor o en contra de nosotros mismos.

De la escuela aprendemos a utilizar la información plasmada por otras personas en los libros, con la cual se ha construido y destruido nuestro mundo. También se aprenden valores y anti-valores, pero lo más importante es si nuestros maestros y maestras nos han permitido obtener esa información de manera que no solo nos sea útil, sino que el proceso de aprendizaje nos haya dejado una grata experiencia.

De las gratas experiencias quedan recuerdos placenteros que asociamos con bienestar, amor y felicidad. De las experiencias no tan gratas solo queda el sabor amargo de un mal recuerdo, que generalmente asociamos con malestar y amargura. Es por ello que, cuando volvemos a ver a un maestro o maestra que nos dejó un buen recuerdo de amor y aprendizaje, nos emocionamos y queremos darle un abrazo. Lo contrario ocurre cuando vemos a un profesor o profesora que nos amargó la vida, para simplemente vernos sufrir; a esos solo queremos evadirlos, y si los saludamos, lo hacemos por educación, no por aprecio.

En fin, el aprender tiene sus dos caras, la buena y la mala, pero eso no es tan importante como haber comprendido correctamente lo que se nos enseñó y, por ende, ser capaces de tomar mejores decisiones que nos permitan crecer positivamente, tomar decisiones acertadas y hacer nuestro trabajo de manera óptima.

Existen metodologías de pensamiento y aprendizaje que nos permiten un mejor aprovechamiento del conocimiento y la experiencia, generando hábitos que nos acercan más a su uso adecuado. Estas metodologías están comprobadas tanto científica como empíricamente y se han aplicado exitosamente en programas educativos alrededor del mundo.

En esta oportunidad, nos enfocaremos en las teorías de tres expertos en educación: la Sra. Margarita Sánchez, especialista en el desarrollo de las habilidades del pensamiento y el aprendizaje; el Sr. Edward De Bono, especialista en metodologías del pensamiento creativo y productivo, y en cómo aprender a pensar; y el Sr. Bob Samples y sus investigaciones sobre la mente metafórica.

Primera y segunda etapa: Observación y Procesamiento de la Información

El pensamiento es un fenómeno que aún no puede explicarse completamente. Biológicamente, se atribuye a la conexión entre las neuronas dentro del cerebro y su interacción durante dicho proceso. Pero el pensamiento requiere de la búsqueda de la información almacenada en el cerebro y su comparación con el estímulo que origina dicho pensamiento. La experiencia se mezcla con los recuerdos, y es allí donde todo se complica, porque hay mucho de lo que ocurre en ese momento que aún no comprendemos por completo.

Sin embargo, ese no es el tema que nos ocupa en este caso. Lo que nos interesa es aprender a procesar correctamente la información que recibimos para luego aplicarla de tal manera que se nos haga cada vez más fácil aprender. Y, finalmente, utilizar mejor los conocimientos adquiridos mediante el aprendizaje.

A aquellos de nosotros que nos gusta estudiar y aprender, nos catalogan como “nerds” o “cerebritos”. Esto puede ser incómodo durante la infancia, pero los beneficios a futuro superan cualquier vergüenza que hayamos sentido de niños. Las emociones y los sentimientos son una parte muy importante del proceso. Si hacemos caso omiso a las burlas infantiles y utilizamos todas nuestras emociones en favor del aprendizaje, habremos valido la pena.

Querer aprender a temprana edad no es cosa fácil, pero el esfuerzo vale la pena.

Somos seres racionales y emocionales. Al final, todo es un poco lo mismo; el proceso dentro del cerebro es, en esencia, igual para lo racional y para lo emocional. Sin embargo, el pensamiento racional tiende a evitar, en lo posible, las emociones, es decir, las reacciones instintivas y hormonales abruptas que no pasan por un análisis. Dicho esto, es muy importante entender que ambos aspectos —racional (analítico) y emocional (hormonal)— son igual de importantes y positivos para el aprendizaje y la toma de decisiones.

El pensamiento racional es en gran parte metódico; es decir, pasa por un proceso de análisis de los posibles factores influyentes, y es, además, consciente, es decir, se realiza de manera que estamos al tanto de ello. El pensamiento emocional, en cambio, es menos consciente, es instintivo y no pasa por el meticuloso proceso del análisis. En ambos casos, se atraviesa por dos procesos importantes: primero, la observación, que nos permite recibir información a través de todos los sentidos y de manera instintiva; y segundo, el procesamiento racional y analítico de la información recibida a través de la observación.

Ver la figura 1.

Figura 1. Observación y Procesamiento de la Información

El primer paso no requiere mayor esfuerzo, excepto el de prestar atención. El segundo paso sí requiere comparar, relacionar, clasificar, describir y verificar la información para que sea de utilidad correcta. Es importante ejercitar el procesamiento de la información de manera metódica, escribiendo detalladamente lo que aparece en cada actividad del pensamiento, desde la comparación hasta la verificación. Si es posible, anota cada detalle utilizando papel y lápiz, la computadora o el celular, según lo que te resulte más cómodo.

Prestar atención y procesar la información es algo tanto racional como emocional

Tercera etapa: PNI y CTF (Evaluación y Análisis de la Información)

El considerar todos los factores y evaluar lo positivo, negativo e interesante de cada caso dependerá del éxito o fracaso de las decisiones que tomemos al aplicar las habilidades del pensamiento y el aprendizaje, lo que también podemos llamar “conocimiento”.

Aunque no podemos prever el cien por ciento de las posibilidades, esta metodología permite minimizar el riesgo de fracaso en las decisiones que tomemos y desarrollar un hábito de pensamiento y análisis verdaderamente positivo.

Considerar todos los factores implica el uso racional y lógico de nuestro pensamiento, lo que se conoce como pensamiento convergente, y busca evitar la influencia del instinto. Lo ideal es enumerar tantos factores influyentes como sea posible, para tener una visión lo más clara y objetiva de la situación, de manera imparcial y sin consideraciones personales. Evaluar los aspectos positivos, negativos e interesantes de la situación nos permite hacer uso de nuestro pensamiento divergente o lateral, en el que se involucran las preferencias personales y las sensaciones emocionales respecto a lo evaluado.

Lo anterior constituye un análisis profundo que nos permite evaluar detallada, racional y emocionalmente la situación, el problema o asunto sobre el cual tomaremos una decisión o ejecutaremos una tarea.

Figura 2. PNI y CTF (Evaluación y Análisis de la Información)

Cuarta etapa: Desarrollo de las habilidades del pensamiento

Toda habilidad que se desee desarrollar y perfeccionar requiere de la práctica disciplinada de todos los aspectos implicados en la misma.

La puesta en práctica de las primeras tres etapas nos permitirá desarrollar la habilidad de hacer lo mejor en cada situación que requiera tomar una o varias decisiones, o en la ejecución de una actividad, proceso o tarea. El desarrollo de esta habilidad, con el tiempo, se transformará en un hábito de pensamiento que eventualmente se convertirá en una rutina instintiva, que no requerirá mayor esfuerzo.

Lo más interesante es que llega un momento en que no podremos hacerlo de otra manera, porque se habrá internalizado como un hábito de vida. Llegaremos a disfrutar del proceso, hasta el punto de amarlo, ya que los resultados positivos serán la recompensa de dicho hábito.

La maestría de una habilidad tiene resultados positivos a futuro

Quinta Etapa: La acción (Trabajar y Jugar)

Las primeras y segundas etapas ejercen una influencia importante sobre la tercera, el análisis, que a su vez tendrá un impacto determinante en la quinta etapa: la acción. La cuarta etapa requiere del perfeccionamiento de las primeras tres y, de igual forma, es fundamental para los resultados de la quinta etapa. Es decir, todo el proceso es crucial para que los resultados sean óptimos.

Una vez tomada la decisión, tras el análisis profundo realizado, llega el momento de la acción. Pasamos a la parte productiva, donde se ejecuta el proceso, se aplica un procedimiento, se produce o se crea cualquier cosa.

Durante esta etapa, estaremos aplicando de manera habitual todas las etapas anteriores y aprendiendo constantemente, ya que siempre realizaremos un análisis de todo lo que ello implique, sin que esto nos incomode o canse, porque se volverá prácticamente involuntario.

Los resultados serán la recompensa.

Los expertos recomiendan una acción consciente e instintiva, alternando entre el trabajo y el juego, para que nuestro pensamiento fluya creativamente hacia la solución de los problemas y nos permita una mayor productividad.

Todo esto resulta en el amor por el aprendizaje y en un pensamiento productivo, constructivo, creativo y pertinente, que genera bienestar y satisfacción.

Figura 3. La acción (Trabajar y Jugar)

REFERENCIAS:

Samples, B. (1976). La mente metafórica. Addison Wesley Publishing Company.

Margarita (1991). Desarrollo de habilidades del pensamiento. Editorial Trillas Sa de Cv.

Edward De Bono (2010). El curso de pensamiento de De Bono. Harlow: Bbc Active.

Fotografía de portada: Fernando Hernández

Amor Al Trabajo

Sobre lo maravilloso que es amar lo que haces, hacer lo que amas, generar ingresos y disfrutar de tu estilo de vida.

El amor al trabajo se fomenta y se enseña desde edades tempranas, y esto ocurre principalmente mediante el ejemplo.

La persona joven que percibe el amor al trabajo en su entorno cercano crecerá con la idea de que el trabajo es una actividad agradable. Por lo tanto, buscará la manera de que sus ingresos sean producto de actividades que sean a la vez agradables y gratificantes, que generen dinero, orgullo y satisfacción.

En mi caso particular, he tenido mucha suerte con respecto a cómo me siento sobre lo que hago para vivir, y sobre mi trayectoria personal desde que recibí mi primer pago por realizar una tarea laboral.

Quiero, antes de sumergirme de lleno en el tema, aclarar que no todos corremos con la misma suerte, y que el proceso puede ser diferente para cada persona. Al igual que muchos, no siempre ha sido un camino de rosas. También he tenido que enfrentar situaciones laborales que no fueron precisamente agradables. Sin embargo, lo importante es aprender de esas experiencias, comprendernos a nosotros mismos, estar claros con lo que deseamos hacer para vivir y siempre buscar la manera de trabajar sintiéndonos felices con lo que hacemos. Es fundamental entender que los fines no justifican los medios y que todo debe hacerse dentro del marco legal, buscando no solo beneficios personales, sino también sociales.

Comencé a entender el valor del dinero cuando tenía entre 8 y 10 años, por diferentes razones. A los 8 años, mi hermana Esther y yo, quienes jugábamos juntos casi siempre debido a que somos contemporáneos y de caracteres muy parecidos, vivíamos en una sociedad con costumbres diferentes a las latinoamericanas, especialmente en cuanto a jugar en la calle y hacer mucho ruido. Establecimos como nuestro centro de juegos el garaje de la casa, que en esos países generalmente está separado de la vivienda. Este espacio es ideal para jugar, ya que es grande, cálido y techado. Allí pasábamos horas buscando alternativas para divertirnos. Dibujábamos juegos con tiza en el piso, teníamos juguetes y dulces, y nuestra madre nos traía bebidas mientras jugábamos.

El garaje era visible desde la calle, y los niños del vecindario comenzaron a acercarse e integrarse a nuestras actividades. El verano nos favoreció enormemente, ya que durante las vacaciones de la escuela podían estar con nosotros entre 5 y 10 niños del vecindario. Al ver que la situación crecía y los niños llegaban a jugar todos los días, mi hermana y yo decidimos formar «El Club de Juegos» y cobrábamos 10 centavos la entrada para poder comprar dulces y bebidas para todos. Aunque nuestra principal intención era divertirnos, pude comprender que a las personas no les importaba pagar por divertirse.

Mi hermana Esther y yo en la época del «Club de Juegos»

A los 10 años, durante los estudios de mi padre, y debido a las actividades que realizaba, que consistían en el análisis estadístico de datos, él imprimía mucha información que organizaba en carpetas. Siempre era una gran cantidad de hojas que debían ordenarse correlativamente y en secuencia numérica. El tiempo de mi padre era limitado, ya que trabajaba muchas horas en el análisis, así que alguien debía ayudarlo a organizar los resultados impresos, agujereando las hojas e insertándolas ordenadamente en las carpetas. Estamos hablando de cientos de hojas que había que agujerear con el «sacabocados» e insertarlas en pequeños grupos hasta llenar el grosor de las carpetas. Mi padre me pagaba un dólar por cada carpeta completada, y para un niño de 10 años, eso significaba muchos chocolates.

Un día compré un juego que me costó ocho dólares y luego se lo vendí a un amigo por diez dólares. Era un juego electrónico de béisbol portátil. Me pareció increíble que me lo compraran por más dinero del que pagué por él, y comprendí la relación precio-valor.

En fin, mi relación temprana con el dinero estaba ligada a cosas que me hacían feliz. Es decir, el trabajo me divertía. Quizá por esa razón, ya de adulto, siempre rechacé aquellos trabajos que me amargaban la vida, y si los hacía, no duraba mucho tiempo en ellos. Lo mismo sucedía con rodearme de personas «negativas» en el trabajo, siempre lo evitaba.

Durante mi adolescencia, mis hermanos mayores trabajaban con electricidad y electrónica. De Alfredo aprendí a trabajar con electricidad y a comprender los principios fundamentales de trabajar con ella de manera correcta, ya que en ocasiones le servía de ayudante y él me explicaba mientras yo lo observaba trabajar. De Guillermo aprendí sobre computación, computadoras, redes, cableados e instalaciones domésticas y comerciales. Servirles de ayudante a mis hermanos me abrió los ojos a lo importante que es hacer las cosas cuidadosamente y concentrarse en las tareas, ya que de lo contrario podrían traer consecuencias lamentables.

Durante las vacaciones, antes de entrar a la universidad, diseñé logotipos para amigos del vecindario que comenzaban sus empresas. Una era una clínica de salud, la Clínica Cedeño, y la otra era un gimnasio, Neptuno, al cual también le creé el eslogan: «Neptuno, el gimnasio número uno». Esa creatividad me llevó a mi primer trabajo formal.

Mi tía Aura, propietaria de una agencia de publicidad, me abrió las puertas de su casa para que viviera allí y trabajara con ella y mi tío Nicolás en la agencia. De ellos recibí mi primer sueldo formal, aprendí a entender la vida empresarial y la gerencia, pero también me enseñaron lo importante que es divertirse en el trabajo. Afortunadamente, la vida laboral en el área de la publicidad es muy divertida, ya que el entorno se presta para hacer negocios en reuniones y fiestas de trabajo, comidas en restaurantes y eventos sociales. Esa experiencia con mis tíos marcó mi estilo de vida de allí en adelante.

De izquierda a derecha, mi madre y su hermano Jesús Román, mis tíos Aura y Nicolás en la época cuando trabajé con ellos en la agencia de publicidad, y a la derecha, mi tía Esther Wisintainer, madre de mis primos Shirley y Edwin y Nathalie, y esposa de mi tío Edwin Wisintainer.

Ya en la universidad, y gracias a mi prima Shirley, quien también es publicista y trabajaba en una agencia grande de medios exteriores (vallas publicitarias), trabajé como profesional del diseño. A su lado, pude ver el manejo de una empresa grande, de más de 300 empleados. Era una empresa familiar, por lo que el trato con el personal era muy cercano a la directiva, quienes, a su vez, eran los dueños.

Es importante aclarar que, si bien Shirley es mi prima, no solo por eso pensó en mí para la vacante. Ella sabía que mi perfil encajaba con las necesidades del cargo ofrecido. Ella me ayudó porque sabía que podía con el compromiso y que no la dejaría mal parada ante sus superiores y colegas.

El padre de Shirley, mi tío Edwin, y su hermano, mi primo Edwin, tenían un taller de reparación de máquinas para la industria textil, y allí no solo se reparaban las máquinas, sino que también se fabricaban los repuestos. En el taller Wisintainer se trabajaba no solo con creatividad, sino que era imprescindible que los estándares de calidad fueran más allá de lo bueno. La excelencia creativa, la inteligencia y la calidad absoluta eran su filosofía de trabajo. En su taller me ayudaron con muchos proyectos de la universidad. De los Wisintainer aprendí la importancia de la calidad y la excelencia, pero no como una obligación molesta e incómoda, sino como un hábito que produce una enorme satisfacción y orgullo.

Una vez graduado, pensé que, mejor que un salario, era emprender mi propio camino. El detonante fue un «side-job» freelance que tomé mientras trabajaba en la empresa de vallas publicitarias. La empresa Packard Bell anunciaría en vallas dentro de las estaciones del metro, y el ejecutivo que nos visitó me preguntó si podía hacerle los artes y la fotografía para los anuncios. Por ese trabajo, al que dediqué solo una semana, cobré el equivalente a un mes de salario. Aunque mi salario no era para nada despreciable, la experiencia me impulsó a trabajar por mi cuenta, y pasé a ser cliente de la empresa en la que trabajé por 2 años. Inicialmente se formó una empresa entre un grupo de amigos de la universidad, que finalmente terminó siendo una pequeña empresa familiar que funcionó desde 1994 hasta 2006.

Sin embargo, la vida da vueltas y mi experiencia laboral comenzó a tomar nuevos caminos. Como inmigrante, me tocó desempeñarme como vendedor en una mueblería, pero siempre con la visión de progresar, de crecer, y la salida fue seguir los pasos de mi padre: continuar estudiando formalmente para poder obtener mejores ingresos. Hoy día, gracias a ello, puedo desempeñarme como al principio de mi carrera, de manera independiente y trabajando desde casa.

Durante todo ese trayecto laboral y educativo, que ya lleva 25 años, he aprendido cosas clave que intento convertir en hábitos. Los hábitos de trabajo y producción de dinero no son fáciles de adquirir. Sin embargo, volviendo al principio, si te gusta lo que haces, el camino se hace menos complicado, y si lo que haces no es de tu completo agrado, los hábitos ayudan a que la tarea sea menos pesada.

Mi hermano menor, Francisco, es un experto en hábitos. La constancia, la persistencia y el enfoque son herramientas que aplica desde muy temprana edad. Él descubrió que para los negocios se requiere sacrificio. Y haciendo un paréntesis, sacrificio no significa sufrimiento; significa planificar y trabajar ahora para disfrutar mañana. Sacrificio es dejar por un rato lo que queremos por lo que debemos hacer, para luego hacer lo que queremos, intercalando horas de productividad con horas de ocio y diversión.

Francisco descubrió y comprendió que sus hábitos producían ingresos. Buenos hábitos de vida y trabajo que generan bienestar van más allá de cualquier conocimiento. No hacemos nada con el conocimiento sin la disciplina y la constancia. Un día, conversando, me respondió a la siguiente pregunta: ¿Y si no funciona, qué haces? Me dijo: «Sigues intentándolo». Yo, particularmente, nunca he sido muy disciplinado, y los hábitos se me hacen difíciles. De Frank he tratado de copiar ese maravilloso hábito de la constancia, y he aprendido a disfrutarlo.

Entonces, lo importante es aprender una manera, crear una fórmula, que resulte en que dichos hábitos de trabajo sean agradables y productivos.

Mi hermano Alfonso dedicó su vida al manejo del recurso humano y los derechos laborales. El conocimiento de las leyes al respecto resulta indispensable para quienes hemos trabajado en empresas y hemos tenido empresas. Su visión del recurso humano como esencia del progreso en una empresa me sirvió de guía. Respetar los derechos laborales del personal lleva al personal a respetar sus deberes laborales con la empresa. Es un equilibrio entre dar y recibir. Hoy aplico mucho de ese conocimiento cuando comparto mi experiencia con otros empresarios.

Hoy día trabajo con una persona en particular que, más allá de su inteligencia y conocimientos, procura que las cosas que produce no solo sean excelentes, sino que además sean hermosas. Él lo llama «el camino a lo maravilloso». Es decir, que los resultados no solo sean funcionales, sino agradables, simples, fáciles de utilizar, convirtiendo procesos muy complejos en herramientas amigables. Es un extremo detallista, y ello me ha llevado a exigirme aún más a mí mismo, a pensar de modo más autocrítico y procurar que la excelencia se vista de belleza. La perfección no existe, pero es necesario vivir para acercarse a ella y poder así aproximarnos a la esencia del propósito profesional: dar lo mejor de uno mismo, siempre.

De mi madre, como siempre comento en este blog, aprendí que la entrega a todo lo que haces de corazón se refleja en tu sonrisa. Si somos felices mientras trabajamos, eso se contagia y ayuda a los que te rodean a sentirse felices también.

Podemos concluir que, si bien el trabajo es trabajo y requiere de esfuerzo, dedicación y disciplina, no tiene por qué ser una tortura. Tenemos el derecho y el deber, como seres humanos, de encontrar la felicidad y procurar la felicidad de quienes nos rodean.

Yo agradezco tanto amor de mi familia por las oportunidades que me brindaron para formarme como profesional y, quizá sin darse cuenta, ser parte importante de esa formación. Pero quienes no han tenido tanta suerte no deben conformarse con una vida difícil y llena de obstáculos innecesarios. Hay que aprender a pensar y pensar bien para aprender. Mientras mejor aprendemos, más fácil será aplicar lo que aprendimos y así llevar una vida feliz en el trabajo.

Por último, siempre hay que advertir la posibilidad de un cambio. Si hay que cambiar, se cambia, pero debemos estar preparados para ello. «Lo único constante es el cambio» y, si tenemos las herramientas, podremos adaptarnos al cambio más rápido sin dejar de ser productivos.

Bajo estas líneas les dejo un pequeño diagrama, producto de los libros que más han influenciado mi carrera profesional, el cual está lleno de hábitos que me han permitido ser productivo y feliz a la vez. Espero lo disfruten.

En la próxima entrega dedicaré el post al análisis y aplicación de dichos procesos. ¡Gracias y hasta la próxima! ¡Ah, recuerda que puedes dejar tus comentarios!

Foto de portada: Sr. Eduardo Cabrera con carretilla VEPACO. Creador, hace más de 90 años, de la empresa donde realicé mis primeros trabajos como profesional. – Archivo Publicidad VEPACO.

Mina, tu amor me dopa (parte final)

El enamoramiento puede ser algo pasajero, pero el amor, que va más allá de las hormonas, puede ser para siempre…

Fernando y Mina se conocieron, se enamoraron y estuvieron juntos un tiempo. Al crecer un poco más y salir de la adolescencia, se dieron cuenta de que había otras prioridades en sus vidas y dejaron de ser novios. Mientras duró su relación, sobre todo al principio, pasaron muy buenos momentos juntos, disfrutaron muchísimo y luego, aunque no se sentían enamorados, siguieron siendo amigos.

Este no es el caso de todo el mundo. Hay parejas que se conocen durante la adolescencia, y su amor madura y se perpetúa en el tiempo al compartir, no solo el amor de uno por el otro, sino ideas, valores, sueños, proyectos, deseos. Ello requiere entender que el enamoramiento puede ser algo pasajero, pero el amor, que va más allá de las hormonas, puede ser para siempre.

No es fácil mantener una relación a largo plazo; es muy complicado y, por ello, deben compartirse no solo sensaciones de placer, también deben compartirse criterios, y más allá, debe quererse, debe decidirse estar al lado de esa persona. Es una decisión consciente. Ello no quiere decir que se deba estar junto a esa persona sin sentir amor por ella; eso sería el peor error.

Como bien lo dice Jonathan García-Allen (Reus, 1983), graduado en Psicología por la Universitat de Barcelona: “No se culpe a sí mismo si no está igual que el primer día con su pareja. Hay que saber distinguir el amor del enamoramiento. El amor tiene que ver con las creencias y los valores, y el enamoramiento son una serie de reacciones químicas producidas en diferentes regiones cerebrales que nos hacen tener una percepción idílica de una persona”.

El amor genera compuestos químicos y hormonas que cambian nuestra conducta de forma extrema, positiva y negativa, ya que nuestra supervivencia depende de ello, al igual que la de la especie. La oxitocina, la serotonina, la dopamina y la noradrenalina son sustancias que rigen el amor y el enamoramiento, y es bueno saber sobre ellas y su efecto en nuestro organismo para comprender lo que sentimos, y así manejarlo de modo que no nos perjudique.

Fernando, con el tiempo, se volvió a enamorar y consiguió a alguien con quien pudo establecerse. Como bien dice un primo hermano al que quiero muchísimo, uno se tiene que casar con la persona que quiere casarse con uno… Si aplicamos esto en ambas direcciones, el amor funciona en el tiempo. Fernando consiguió no solo el placer del enamoramiento, sino el placer del amor fraterno, del amor compartido que le brindó la paz y la tranquilidad necesarias para envejecer feliz.

Marcos se casó con Mina después de haberse enamorado, tiempo después de que ella y Fernando ya no estuvieran juntos, y vivieron felices por muchos años, pero eventualmente se separaron.

Fernando y Marcos se ven todos los días debido a la empresa que fundaron juntos. Además, los viernes por la tarde, al salir de la oficina, se reúnen en un bar para relajarse. Mina, Fernando, Marcos y Graciela (la esposa de Fernando) son buenos amigos.

Photografía de StockPhotos

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¡Gracias por leer y hasta la próxima!

Mina, tu amor me dopa (primera parte)

Perdió el control de su cuerpo y de su mente; estaba drogado con una sustancia adictiva que le hacía experimentar cosas totalmente nuevas para él…

Llegó al pequeño pueblo con muchas expectativas: nueva escuela, nuevos amigos y un mundo desconocido. Todo era nuevo, todo por conocer. Él y su familia arribaron luego de las vacaciones navideñas, por lo que entró a la escuela a mitad de semestre, lo que lo hizo aún más complicado. Ponerse al día con los proyectos, las tareas, los exámenes… Sabía que no sería fácil.

En su primer día de escuela, la maestra lo introdujo a la clase: “Chicos, este es Fernando, acaba de llegar desde muy lejos. Él va a cursar el resto del año escolar con nosotros. Hagámoslo sentir en casa, démosle la bienvenida”. Algunos le miraban y sonreían, otros miraban por la ventana, y en la esquina del salón, iluminada por un rayo de luz que hacía brillar sus cabellos, estaba un ángel que flotaba e irradiaba felicidad… Cuando recogió un lápiz que se le había caído al suelo, levantó la cabeza, lo miró y sus labios desplegaron la sonrisa más hermosa que él jamás había visto.

¡Fernando! ¡Fernando!… ¡Fernando! Todo se había apagado a su alrededor y solo la imagen de esa chica impresionante ocupaba su mente. Sus oídos no escuchaban, nada más existía, hasta que, con un sacudón en el hombro, la maestra le despertó de su hipnosis… ¡FERNANDO! ¡Toma asiento!

Se acercó a su pupitre y un chico que se sentaba a su lado le dio la mano y le dijo: «Hola, soy Marcos.»

El día transcurrió sin mayores inconvenientes. De vez en cuando volteaba a verla sin lograr que lo notase. Le costaba un poco ponerse al corriente con los problemas de matemáticas y con las tareas de ciencias. Algo no le dejaba pensar más allá de esos cabellos, esa sonrisa, esos ojos. Ella se levantó para ir hacia el escritorio de la maestra y, al pasarle por un lado, dejó en él su perfume sutil, un aroma que le acompañó por el resto del día. Se sentía mareado, borracho, no coordinaba.

Marcos notaba algo extraño en su conducta, sobre todo cuando ella hablaba o se movía por el salón… Al darse cuenta, lo tocó en el hombro y le dijo: «Se llama Romina, le decimos Mina de cariño». Sonó el timbre. Se había acabado el día de clases. En la salida vio cómo ella se montaba en un vehículo; su mamá la recogía en la escuela, y a él le tocaba caminar a casa. Por alguna razón, sus pies le pesaban, no podía caminar más rápido, tropezaba.

De pronto, ¡eh! ¡Fernando! Marcos gritaba desde atrás, apurando el paso. ¡Espérame! Marcos le alcanzó y le dijo: «Yo también camino a casa por esta ruta. ¿Dónde vives?» Le preguntó. “En los edificios frente al parque”, contestó él. Marcos sonrió y le dijo: «Yo también vivo allí, vivo al lado de Romina.»

A Fernando le saltó el corazón. “¿Qué?”, preguntó.
—Sí —respondió Marcos—, Mina vive en esos edificios también.
Fernando sintió que se mareaba. Sentía náuseas y algo le nubló la visión.
—¿Qué te pasa? —preguntó Marcos de nuevo…

Fernando se había enamorado a primera vista y perdió el control de su cuerpo y de su mente. Estaba drogado con algo que se manifestaba como una sustancia adictiva, sentía cosas totalmente nuevas para él. La droga del amor invadía su cuerpo y su mente.

Al enamorarnos, especialmente por primera vez y en esos años de adolescencia, nuestro cuerpo segrega de forma muy intensa un neurotransmisor sumamente poderoso que nos hace sentir cosas increíbles, pero, a su vez, produce graves efectos secundarios. Tiene sobre la corteza prefrontal del cerebro un efecto de “bloqueo” en sus funciones principales, tales como el razonamiento, la lógica y la lucidez.

La dopamina literalmente nos “emborracha” y perdemos la orientación. Ello, además, interfiere con nuestra coordinación y buena motricidad, volviéndonos torpes y tontos.

Pero no todo es malo; la dopamina también aumenta la sensación de placer y felicidad.

Esta historia continuará…

Fotografía: @myfrank_ Modelos: Agos y Sussy Condelo

 

Compendio de Amores

Para quienes quieren refrescar los contenidos anteriores o simplemente no los han leído, aquí les ofrezco un resumen donde se integran todas las publicaciones de modo coherente y breve, dándole mejor sentido, agrupando las ideas y los sentimientos. Espero lo disfruten.

El ser humano no siempre es capaz de reprimir sus instintos para dar espacio al raciocinio. Por más que esta sociedad ha intentado crear sistemas de convivencia y bienestar, estos no siempre funcionan. Los sistemas no son perfectos, al fin y al cabo son creados por seres humanos, y nadie puede decir que es perfecto, no lo somos, pero podemos intentar ser mejores.

Tokio, lugar al que tuve el placer de visitar, reconocida como gran ciudad con súper desarrollo, posee fuertes asociaciones de vecinos que representan “pequeñas” urbanizaciones con muy bajos índices de criminalidad. Las razones son simples, aunque en Tokio habitan algo así como 30 millones de personas, la ciudad está dividida en cientos de “pequeñas” urbanizaciones o sectores donde todos los habitantes se preocupan por su comunidad, se conocen y respetan, se sienten pertenecientes y por ello no le hacen daño a su prójimo.

Lo arriba expuesto se logra con el ejemplo y cariño de nuestros padres y un sistema de educación adecuado donde se expliquen los valores esenciales de convivencia y se pongan en práctica. Para ello, también habría que educar al educador, al padre, a quien esté a cargo de la formación de otra persona. Solo si el educador se identifica con dichos valores podrá entonces transmitírselos a sus alumnos, a sus hijos, a sus semejantes.

¿Qué nos dice todo lo anterior?

Que mientras más amor sentimos, mejor para nuestra especie.

Si el amor es un fenómeno biopsicosocial, entonces hay que buscar fórmulas que permitan que el amor sea el eje alrededor del cual gire nuestra sociedad. De ese modo mejoraremos genéticamente y esa mejora genética será transmitida de generación en generación hasta lograr un planeta donde el odio sea menos protagónico y finalmente desaparezca de nuestra conducta.

El amor es la respuesta.

En un artículo publicado en la Revista de Psicología Universidad de Antioquia por el profesor PhD. Oscar Navarro Carrascal y otros colaboradores, titulado “La discriminación social desde una perspectiva psicosociológica”, se explica cómo la discriminación tiene sus orígenes en los estereotipos y en los prejuicios que heredamos históricamente y forman parte de nuestra cultura.

El Dr. Navarro expone que factores individuales como el fracaso y la baja autoestima, aunque no son los únicos, son factores que derivan en un comportamiento discriminatorio como resultado de la frustración personal, es decir, discriminamos al no aceptar nuestros fracasos como propios, sino como culpa del otro. Entiéndase bien que esto se refiere al aspecto social. Estas conductas se transforman en valores sociales que se transmiten de generación en generación y pasan a formar parte de la cultura.

Como saben, yo no soy un experto en psicología o sociología, pero el haber comenzado este viaje me ha permitido aprender un montón sobre el ser humano, y más que nada, sobre mí mismo. En este corto periodo de tiempo, he cambiado mi perspectiva sobre la vida y es algo que, por mi naturaleza, siento la necesidad de compartir. También producto de la “casualidad” o la “causalidad”, a uno le van llegando las cosas en su momento, información importante, información que te da herramientas y te cambia para bien. Es cierto que uno va recorriendo caminos y aprendiendo, pero ahora es distinto.

¿Cómo superamos la ausencia de amor propio? Entendiendo que, sin importar lo que piensan los demás, todos tenemos la capacidad y el talento para lograr nuestras metas y objetivos. Nadie, excepto nosotros mismos, puede impedirnos crear las condiciones que nos lleven a entendernos, aceptarnos y comprender lo bueno que somos, lo talentoso que somos, lo capaces que somos. Todos tenemos talentos, todos tenemos capacidades. Lo importante es valorarnos, apreciarnos y sentir empatía por nosotros mismos, sin caer en la arrogancia.

Fotografía de Frank Hernández @myfrank_

Independientemente de la forma de amor o de cómo la entendemos, todas las formas de amor tienen como factores comunes, el respeto, la empatía y la tolerancia. Comenzamos respetando a quien amamos, nos sentimos identificados, sentimos admiración, entendimiento y aceptamos aquello que no nos daña ni nos lastima. Cuando amamos, nos entregamos, y sólo lo hacemos si sabemos que seremos respetados, apreciados y comprendidos. Si es así, el amor mutuo se mantiene en el tiempo, perdura y crece.

Fotografía de Frank Hernández @myfrank_

Se han producido cambios sociales importantes producto de visiones del mundo que han comenzado por un cambio de conducta de quienes han hecho públicas esas visiones. Por ejemplo, Joshua Fields Millburn y Ryan Nicodemus son dos emprendedores del bienestar por el planeta, que llevaban una vida normal, con un trabajo de oficina y eran exitosos profesionales. Pero comprendieron que lo que hacían no estaba del todo bien. Se dieron cuenta de que las organizaciones para las que trabajaban no respetaban a sus clientes, obligándolos a adquirir productos que no necesitaban, inclusive sin su autorización. Un día decidieron dejar de hacer daño y renunciaron. Yo pasé por una situación similar trabajando para una gran corporación y al cabo de un tiempo me sentía enfermo, confundido y desgraciado, finalmente opté por no continuar allí.

Mi planeta perfecto sería este mismo planeta; sin duda, la tierra es increíblemente hermosa, generosa y extraordinaria comparada con los otros planetas que nos muestran por televisión. Estaría lleno de personas que se aprecian, reconocen y respetan, que se apoyan y trabajan por el equilibrio social y natural, en donde todos los que existimos, humanos, animales y plantas, vivimos en simbiosis y en armonía.

Yo me lo estoy tomando en serio.

En mi infancia, se veía a los animales como bestias sin sentimiento, no eran más que seres explotables para beneficio humano. No se les protegía y consideraba como hoy, seres vivos importantes a los cuales hay que cuidar y querer, respetar y proteger. Probablemente con el tiempo aprenderemos mucho más sobre lo inteligentes y capaces que son los animales, como conviven en armonía con otros animales y con su ecosistema.

Fotografía de Frank Hernández @myfrank_

Creo que el mundo se está perdiendo de algo maravilloso al preferir el placer momentáneo, instantáneo y efímero, sobre el romance sentido y expresado en el transcurrir del tiempo y de manera constante. Pienso que debemos tratar nuestro cuerpo con amor y respeto, profundizando en nuestra salud física y cuidándolo de maltratos y excesos. De igual modo, nuestra mente debe nutrirse de buenos pensamientos, de magia y poesía, de canciones bonitas y felices, de la idea de un compartir sentido entre personas, que va más allá del momento y puede perpetuarse en el tiempo. Nuestra casa, también puede ser un templo de amor y bienestar, donde prevalezcan el sentir sobre el amor y la expresión de ese amor romántico, donde el poema se lee o se escribe sin avergonzarnos, donde la canción se canta en voz alta y con los ojos cerrados, donde se sueña con el amor y se regalan flores, bombones de chocolate y un “te quiero” de verdad.

En la próxima entrega estaré relatando una hermosa historia, la de un amor breve y para siempre, sencillo pero complicado, apasionado, alegre y triste, una historia de amor de nuestros tiempos.

Sería maravilloso poder leer sus comentarios, opiniones y aportes a la información contenida en las publicaciones. Para ello hagan clic en el título para abrir la página y así podrán comentar al final.

¡Gracias y hasta la próxima!

¿Dónde está el romance?

n tu mente, en tu cuerpo y en tu hogar, templos de amor y bienestar.

Creo que el mundo se está perdiendo de algo maravilloso al preferir el placer momentáneo, instantáneo y efímero, sobre el romance sentido y expresado a lo largo del tiempo y de manera constante.

Cuando quiero escribir sobre algo, siempre intento conseguir el significado esencial de lo que quiero expresar y luego lo relaciono con mi forma de verlo, con mi criterio. Pero esta vez, lo más cercano que conseguí a lo que buscaba fue: «Relación amorosa pasajera». Quizá busqué mal, o no sabía muy bien lo que buscaba.

Recientemente, pensando siempre en el amor como respuesta a tanta crisis en este planeta, y escuchando canciones de Raphael, Nino Bravo, José Luis Rodríguez y Julio Iglesias junto a mi esposa en el living de nuestra casa, nos preguntábamos qué había pasado con el romance y con lo romántico de estas canciones, y por qué ya nadie cantaba sobre el amor de ese modo. Ambos nos sorprendimos con la calidad de la voz de estos artistas y con lo sentido de sus interpretaciones.

Raphael

He de hacerles saber que entre mi esposa y yo hay diferencias enormes en cuanto a gustos musicales. Los compartimos todos; sin embargo, tenemos nuestras preferencias bien marcadas. Además, existe una diferencia generacional que, aunque no es extrema, refleja lo rápido que han cambiado las cosas. Al compararlo con mis tiempos, para el momento en que ella vivió su adolescencia, ya el mundo había cambiado su forma de expresar el amor a través de la música. Sin embargo, al escuchar esas canciones esa noche, ambos nos dimos cuenta de que el romance, como forma de ver la vida y expresar amor, ha desaparecido de nuestra sociedad.

Hoy existe una especie de tabú respecto a lo romántico y al romanticismo, no como una relación amorosa pasajera, sino como una manera permanente de amar y expresar amor. Pienso que quienes poseen los medios para difundir lo que las personas escuchan por radio y televisión, al igual que los sellos discográficos y las productoras, hacen un gran esfuerzo por hacer que el amor pase de moda, no se cante, no se exprese, y, en consecuencia, no sea algo que la sociedad cultive. Al menos no como aquel amor romántico de mi infancia y adolescencia. Yo soy de los 80’s, y en mi país, Venezuela, en esa época hubo un resurgir de la música romántica a través de cantautores venezolanos que llevaron la poesía a la música popular con muchísimo éxito.

Franco De Vita

En un estudio publicado en 2010 por el Observatorio de la Salud de la Infancia y la Adolescencia del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, se refleja que las relaciones “amorosas” entre adolescentes españoles de 15 a 19 años no duran más de 6 meses en promedio, y, sin embargo, mantienen de 8 a 10 relaciones sexuales al mes. La mayoría admite haber tenido relaciones sexuales por presión social entre sus iguales, es decir, amigos y compañeros del colegio.

Hago esta observación porque, desde mi punto de vista, lo anterior demuestra una ausencia total de amor romántico, de sentirse enamorado y de amar con ese amor del cual surgen las relaciones duraderas. Yo no estoy diciendo que esto sea una norma absoluta; existen matrimonios que duran “toda la vida” en los que nunca hubo amor romántico. Sin embargo, no podemos negar que el romance que nace del enamoramiento no solo es más placentero y satisfactorio en el sentido sexual, sino también en el emocional y psicológico.

El mismo estudio refleja también el cambio en las cosas que son importantes para el adolescente del siglo XXI. Es interesante descubrir que la familia ocupa el primer lugar; sin embargo, la pareja y la vida sexual satisfactoria aparecen en penúltimo lugar entre 12 aspectos, siendo la política y la religión lo único menos importante. Yo me pregunto: si la pareja no es importante, ¿de qué tipo de familia estamos hablando? En fin, si la pareja no es importante, ¿dónde queda el amor romántico? ¿Será que el amor pasó de moda? Si es así, ¡hay que rescatarlo!

Un estudio más reciente, realizado en Argentina en 2017, muestra los siguientes valores:

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http://biblio.unvm.edu.ar/opac_css/doc_num.php?explnum_id=1914

Como siempre, habría que comenzar por nosotros mismos: entender cómo sentimos el amor por nuestra pareja y cómo eso afecta a nuestra familia, amigos y a la sociedad en general. Vivimos sumergidos en una estructura de valores que solo produce una satisfacción poco duradera y efímera, tanto en lo sexual como en lo emocional y en lo material.

Finlandia, un país ubicado entre Suecia, Noruega, Rusia y el Mar Báltico, tiene apenas unos 5 millones de habitantes; sin embargo, han logrado lo que para muchos parece algo utópico: niveles envidiables en la calidad de la educación, la salud, la protección social y, sobre todo, en la igualdad social. Una igualdad social traducida en felicidad.

«…Para un país de 5 millones, no tenemos muchos recursos para desperdiciar. Si la gente está contenta, maximizará su ética de trabajo y nosotros podremos desarrollarnos», dice Andrew Nestingen, profesor que dirige el programa de estudios finlandeses de la Universidad de Washington. Y agrega: «La teoría del bienestar del estado es que cada uno debe conseguir una rebanada del pastel de modo que tengan lo que necesitan para realizar sus proyectos de vida.»

Una sociedad construida sobre esta base permite una vida más relajada, con menos presiones sociales y psicológicas, lo que se traduce en progreso y felicidad. Leyendo sobre la forma en que los finlandeses perciben el romanticismo, es una opinión general entre ellos que son poco expresivos en ese sentido. Se consideran introvertidos, pero también coinciden en que sus relaciones afectivas son muy duraderas y que, cuando dicen “te amo”, lo sienten de verdad.

Yo recuerdo a mi madre y a mis tías cantando canciones románticas y pensando en sus amores, en el amor, cerrando los ojos y poniéndose las manos en el pecho mientras cantaban. También recuerdo a un alumno que tuve en la universidad, que se quejaba porque a las chicas ya no les parecía adecuado que les regalaran flores, bombones de chocolate o las invitaran a cenar con matices de romance en la mesa, como velas y un trío de violines acompañándoles en la velada.

Julio Iglesias

Creo que el mundo se está perdiendo de algo maravilloso al preferir el placer momentáneo, instantáneo y efímero, sobre el romance sentido y expresado en el transcurrir del tiempo y de manera constante. Pienso que debemos tratar nuestro cuerpo con amor y respeto, profundizando en nuestra salud física y cuidándolo de maltratos y excesos. De igual modo, nuestra mente debe nutrirse de buenos pensamientos, de magia y poesía, de canciones bonitas y felices, de la idea de un compartir sentido entre personas, que va más allá del momento y puede perpetuarse en el tiempo. Nuestra casa también puede ser un templo de amor y bienestar, donde prevalezca el sentir sobre el amor y la expresión de ese amor romántico, donde el poema se lee o se escribe sin avergonzarnos, donde la canción se canta en voz alta y con los ojos cerrados, donde se sueña con el amor y se regalan flores, bombones de chocolate y un “te quiero” de verdad.

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¡Gracias y hasta la próxima!»

Fotografía de portada por: Frank Hernández @myfrank_

Referencias y para saber más:

Finlandia: Sociedad utópica y un buen ejemplo a seguir.
The secret to Finland’s success in education, employment, parenting—basically everything
Datos estadísticos sobre Finlandia
El Adolescente y su Entorno en el Siglo XXI

Las ballenas: Un modelo de amor y armonía social

«Las ballenas tienen una vida muy larga, desarrollan lazos profundos con los suyos y se preocupan por su bienestar. Al ser gregarias, se desplazan por los océanos guiadas por un líder que, si se pierde o enferma, puede hacer que el resto del grupo imite su conducta.»

Soy un gran fanático de una serie de Televisión Española llamada Cuéntame Cómo Pasó. La razón es simple: es un reflejo de la sociedad española y de su historia desde abril de 1968, dos años antes de mi nacimiento, y su similitud con mi infancia temprana es increíble. Con ella me di cuenta de la influencia cultural española sobre la venezolana, especialmente en las costumbres familiares, la crianza de los hijos, la diferencia de roles entre hombres y mujeres, así como en los valores y aspiraciones personales de la clase media de ambos países en aquella época.

Cuéntame lleva 18 temporadas y más de 300 capítulos, y en gran parte, sus personajes principales siguen siendo los mismos. En fin, es una gran serie, pero esa no es la razón por la cual la menciono en esta entrega. En el último capítulo, Carlitos, el protagonista, narra en voice over la forma en que las ballenas conviven desde el inicio de los tiempos, y lo hace, como siempre, reflejando alguna situación familiar por la cual atraviesan los Alcántara.

© Corporación de Radio y Televisión Española 2017

Me pareció maravillosa, y me tomé el atrevimiento de transcribirla aquí para ustedes. Espero que disfruten de este relato de Carlitos y que les sirva para profundizar en las conductas sociales de tantos seres de los cuales podemos aprender.

“…Todos los biólogos marinos que estudian el comportamiento de las ballenas y otros cetáceos señalan el enorme parecido que tienen con los humanos. Viven en clanes familiares, las madres son extremadamente protectoras con sus crías e incluso tienen sus propios cementerios. Pero, sobre todo, se parecen a nosotros en la manera en que les afecta el ecosistema en el que viven y en su extraordinaria capacidad para comunicarse.

Las ballenas tienen una vida muy larga, desarrollan lazos muy profundos con los suyos y se preocupan por su bienestar. Al ser gregarias, se desplazan por los océanos guiadas por un líder que, si se pierde o enferma, provoca que el resto del grupo imite su conducta. Las migraciones de las ballenas, al igual que las de la especie humana, son fenómenos tan antiguos como su propia existencia y siempre están motivadas por la misma razón: la necesidad de encontrar áreas que satisfagan mejor sus necesidades.

Las ballenas siempre han fascinado a los humanos. En la Biblia, Jonás es tragado por una ballena. En el cuento del muñeco que se hizo niño, Pinocho es tragado por una ballena. Y en la gran novela de Melville, el capitán Ahab muere en los lomos de Moby Dick, la gran ballena blanca que se tragó su pierna.”

I. W. Taber, Moby Dick final chase 

«Como nosotros, las ballenas son capaces de enseñar, colaborar, planear, cuidar, cantar y tener etapas de duelo. Al igual que nosotros, se hacen cargo de sus especímenes más longevos, aunque en su caso, sin excepción».

Ver capítulo

La estructura social de los elefantes es similar a la de las ballenas. Los elefantes viven en sociedades matriarcales, donde las madres cuidan de sus crías hasta que cumplen 15 años. Los estudiosos afirman que los elefantes viven muy unidos y las hembras permanecen con su manada toda la vida. Aunque el macho suele aventurarse por su cuenta, siempre es bien recibido de vuelta en la manada. Los elefantes expresan estados emocionales como el llanto y la alegría, especialmente cuando pasan por situaciones de duelo por la muerte de algún miembro de la manada o celebran con júbilo cuando nace una nueva cría.

Fotografía por Ben Curtis

Gracias a las redes sociales, hemos podido ver recientemente videos donde los animales muestran comportamientos en los que colaboran por el bienestar de otro, en lo que parecen ser acciones desinteresadas, sin más propósito que evitarle la muerte o ayudarle a obtener alimento. ¿Será que los animales son menos «bestias» de lo que imaginábamos?

En mi infancia, se veía a los animales como bestias sin sentimientos, no eran más que seres explotables para beneficio humano. No se les protegía ni consideraba como hoy, seres vivos importantes a los cuales hay que cuidar, querer, respetar y proteger. Probablemente, con el tiempo, aprenderemos mucho más sobre lo inteligentes y capaces que son los animales, cómo conviven en armonía con otros animales y con su ecosistema.

Georgia Aquarium – Baluga Whales Jan 2006

En la próxima entrega hablaré sobre Finlandia, un país ejemplar con un éxito social extraordinario basado en el amor por su país y el bienestar de sus ciudadanos. Las estadísticas son simplemente impresionantes.

El amor es la respuesta.

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Hagan clic aquí para ver el último capítulo de Cuéntame, donde Carlitos hace mención a la vida social de las ballenas.

¡Gracias y hasta la próxima!

Fotografía de portada: Gabriel Barathieu

Amor por el planeta

Si todos procuramos vivir solo con lo que necesitamos, sin excesos y de forma eficiente, nos daremos cuenta de que, con el tiempo, la Tierra nos devolverá ese amor que le estamos entregando. No se trata de no tener bienes ni de vivir en la pobreza, sino de tomar la decisión de poseer aquello que nos brinda suficiente satisfacción para no necesitar nada más.

Esta sección cierra y completa el trío de amores y es, para mí, la más importante de todas. Lo llamo «Trío de Amores» sin doble intención, porque sería el trío perfecto: amor propio, amor por los demás y amor por el planeta. ¿Qué más podemos pedir? En conjunto, este trío de amores haría de este un mundo perfecto.

Se han producido cambios sociales importantes gracias a visiones del mundo que han surgido a partir de un cambio de conducta en quienes las han hecho públicas. Por ejemplo, Joshua Fields Millburn y Ryan Nicodemus son dos emprendedores del bienestar del planeta que llevaban una vida normal, con un trabajo de oficina y carreras profesionales exitosas. Sin embargo, comprendieron que lo que hacían no estaba del todo bien. Se dieron cuenta de que las organizaciones para las que trabajaban no respetaban a sus clientes, obligándolos a adquirir productos que no necesitaban, incluso sin su autorización. Un día decidieron dejar de hacer daño y renunciaron. Yo pasé por una situación similar trabajando para una gran corporación y, al cabo de un tiempo, me sentía enfermo, confundido y desgraciado. Finalmente, opté por no continuar allí.

Fields y Ryan comprendieron que es posible ser felices cambiando su conducta respecto al consumo, y esto, a su vez, protege al planeta. Ellos no están en contra del consumo per se o del dinero; de hecho, son consumidores de los productos más costosos y avanzados que existen. Compran ropa de buena calidad y tecnología de última generación. Lo que ellos predican es que no es necesario tener en exceso o de sobra. Es decir, solo poseen ropa que usan, viven bien, pero nada les sobra. Su movimiento se llama minimalismo y ellos se autodenominan «Los Minimalistas».

Esta idea del minimalismo es simple: se trata de consumir solo lo que necesitamos, no acumular objetos que no usamos ni comprar cosas que terminaremos desechando. Esto reduce el impacto ambiental de forma significativa y expresa nuestro verdadero amor por el planeta.

Según estudios realizados, más del 30 % de lo que guardamos en el armario nunca lo usamos y termina en el relleno sanitario, dañando la tierra y dejándola estéril e inútil. Compramos compulsivamente y, del mismo modo, generamos desechos que contaminan ríos y mares. Esto también provoca una constante producción industrial que contamina el aire, creando un círculo vicioso de producción y consumo.

Si todos procuramos vivir solo con lo que necesitamos, sin excesos y de forma eficiente, nos daremos cuenta de que, con el tiempo, la Tierra nos devolverá ese amor que le estamos entregando. De nuevo, no se trata de no tener bienes ni de vivir en la pobreza, sino de tomar la decisión de poseer aquello que nos brinda la suficiente satisfacción para no necesitar más.

Si nos sobra dinero, podemos pensar en invertirlo de manera que refleje nuestro amor por los demás y por el planeta. Podemos destinarlo a sembrar árboles, financiar artistas y deportistas, apoyar proyectos de investigación, contribuir a escuelas y estudiantes, o ayudar a quienes lo necesitan mediante donaciones a hospitales o comunidades que requieren apoyo en viviendas y sistemas sanitarios eficientes. Hay tantas cosas positivas en las que se puede invertir sin desperdiciar recursos en objetos que nunca utilizaremos o realmente necesitamos.

Finalmente, quiero hablar sobre Bob Marley y John Lennon. Ambos nos dejaron un legado musical extraordinario. A su manera, cada uno aportó una visión de amor y paz: Marley, en muchos casos, con un profundo sentido espiritual y religioso; Lennon, desde una perspectiva sin afiliación religiosa. Sin embargo, ambos compartían un profundo amor por los demás y por el planeta. Ambos se manifestaron en contra de la guerra y a favor de la vida.

Mi planeta perfecto sería este mismo; sin duda, la Tierra es increíblemente hermosa, generosa y extraordinaria en comparación con los otros planetas que nos muestran en televisión. Estaría lleno de personas que se aprecian, reconocen y respetan, que se apoyan y trabajan por el equilibrio social y natural, donde todos los seres vivos—humanos, animales y plantas—conviven en simbiosis y armonía.

Yo me lo estoy tomando en serio. El amor es la respuesta.

http://www.theminimalists.com/

http://www.bobmarley.com/charity/

Cover Photography by WallDevil

China Pollution photo by Ng Han Guan

Water Pollution Photo by MIDC

Conectando a través del amor

Nuestro amor por los demás no debe ser un amor sacrificado, obligado o perjudicial, ya que eso no nos hará felices. Debe comenzar con el amor propio y brindarnos tranquilidad.

En nuestra cultura se nos enseña que hay distintos tipos de amor; algunos se consideran más importantes que otros. Existen amores fraternales, como el que se da entre amigos, familiares, padres, hijos y hermanos; el amor romántico y pasional, que sentimos por nuestra pareja; y el amor existencial o espiritual, que abarca el amor por la humanidad, el planeta, los animales, la naturaleza, la vida misma, Dios, etc. Sin embargo, esta clasificación del amor es, en esencia, discriminatoria y puede llevarnos a jerarquizar la manera en que lo expresamos y lo sentimos.

Independientemente de la forma de amor o de cómo la entendemos, todas las formas de amor tienen como factores comunes el respeto, la empatía y la tolerancia. Comenzamos respetando a quien amamos, nos sentimos identificados, experimentamos admiración y entendimiento, y aceptamos aquello que no nos daña ni nos lastima. Cuando amamos, nos entregamos, y solo lo hacemos si sabemos que seremos respetados, apreciados y comprendidos. Si es así, el amor mutuo se mantiene en el tiempo, perdura y crece.

Nuestro amor por los demás no debe ser un amor sacrificado, obligado o perjudicial, ya que eso no nos hará felices. Debe comenzar por el amor propio y brindarnos tranquilidad.

Lo anterior garantiza que no haremos a nadie nada que no queramos que nos hagan y nos llevará a un crecimiento progresivo, haciéndonos cada vez mejores personas y generando beneficios tanto personales como colectivos. Al alcanzar nuestro bienestar personal sin perjudicar a nadie y al lograr nuestras metas y objetivos en conjunto, por el bienestar de todos, estaremos dando un paso adelante hacia el bienestar del planeta.

Hay un dicho popular que refleja muy bien todo lo anterior: “Una mano lava la otra y las dos lavan la cara”. Si lo aplicamos al amor y adaptamos la metáfora, podríamos decir que el esfuerzo colectivo puede mejorar nuestras condiciones de vida como sociedad.

La próxima sección trata sobre el amor por el planeta y es complemento y continuación de esta.

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¡Gracias y hasta la próxima!

cover photo by @myfrank_ (Frank Hernandez)