Por tus hijos, ¡Ya Basta!
Imagen de portada: River Torrens Footbridge por Ardash Muradian
Hemos adoptado y normalizado una forma o estilo de vida que nos está haciendo mucho daño. Desde el dinero, su sobrevaloración y la mala interpretación que se le ha dado, hasta la salud como negocio, donde el negocio no es la salud, sino la enfermedad y la venta de fármacos.
Vivimos en una sociedad cada vez más empobrecida. Empobrecer a la sociedad empobrece también a quienes gozan de una buena economía. Pregúntense lo siguiente: ¿De qué vale ser rico si se está rodeado de miseria? ¿Cómo se puede disfrutar de la riqueza si no hay dónde, o con quién, hacerlo? Si cada vez hay más pobreza, cada vez hay menos personas con quienes disfrutar la riqueza, y no hay nada más desagradable que entrar a un restaurante de «lujo» y, al salir, toparnos con alguien que pide dinero para comer.
Ser rico no es simplemente tener dinero en el banco, o tener cosas que cuestan mucho dinero. Es poder disfrutarlo realmente, poder ir a lugares hermosos, disfrutar de excelentes servicios, disfrutar de la calidad en todos sus ámbitos, y estar rodeado de personas que disfrutan, al igual que todos los demás. Y si nos ponemos a pensar, las cosas más increíbles que experimentamos en esta vida, las cosas más lujosas, requieren inevitablemente de un entorno de calidad, aunque no cuesten nada.
Lo mismo está sucediendo con la tecnología. Por ejemplo, la obsolescencia programada y la «innovación» innecesaria, donde el único objetivo es obligar al usuario a «actualizarse» sin que esto sea realmente necesario ni requerido para disfrutar de los beneficios que incluyen los aparatos. Si bien es una forma de generar dinero, con toda esa creatividad tecnológica que poseemos, podríamos hacer cosas mucho más interesantes que obligar al mercado a adaptarse a algo innecesario, que cambiará pronto, para luego influenciarlo nuevamente para que se adapte. Es un ciclo eterno de innovación obligatoria que no está mejorando nuestra calidad de vida, sino deteriorándola.
Y no es estar en contra de la innovación, es estar en contra de hacer obsoletos los aparatos que pueden seguir funcionando perfectamente, obligando a las personas a adaptarse, en vez de permitirles decidir si quieren cambiar o no la tecnología que están utilizando.
Pido que no me malinterpreten, no estoy en contra de la innovación tecnológica, por el contrario, en muchos aspectos nos facilita la vida, eso es innegable. El internet me está permitiendo, en este momento, poder llegar a ustedes y que puedan adentrarse en mi pensamiento. Lo que no es justo es obligar a las personas a depender de ella, o que su costo no sea accesible a todos. Paradójicamente, el padre de internet, Tim Berners-Lee, consideró que la utilización de los protocolos para permitir la conexión entre redes fuera gratuita y de uso completamente libre, y así se hizo, lo que generó el inmenso desarrollo que aún sigue experimentando. ¡Vaya genialidad y aporte a la humanidad, y de gratis! ¡Qué lujo! ¡Mil gracias, Tim!

Al final, lo que va a suceder es que las personas se van a obstinar de la tecnología y la dejarán de lado. Ya muchas personas han optado por ese camino, desconectándose de la tecnología o, bien, evitándola lo más posible. Si se ponen a pensar, cuando no existía MS Office o MS Windows, igual funcionaban perfectamente las oficinas y las empresas, quizá hasta funcionaban mejor porque no dependían de estar actualizando la tecnología cada dos meses. Bastaba una máquina de escribir, eterna y eficiente, que igual generaba consumo, lo que mantenía la economía. Había que comprar la cinta de tinta, en fin, ustedes saben a lo que me refiero. Afortunadamente, también existe OpenOffice, de código abierto, gratuito y tan bueno como el de Microsoft.
Y así, lo mismo con la salud y el negocio de los medicamentos, las farmacéuticas y las enfermedades, donde el negocio no es la salud, sino la enfermedad. Lo mismo con los medios de comunicación y la creación de noticias falsas o el reciclaje de noticias, etc., etc.
Los invito a leer y compartir conmigo sus opiniones sobre este, mi último artículo de El Poder Infinito, donde el amor es la única respuesta.
Dinero y Economía
Dinero
El dinero es un invento del ser humano que, en principio, se creó para facilitar el intercambio de bienes y servicios, pero que lamentablemente se ha convertido en un negocio en sí mismo, es decir, en un «commodity», que de manera injusta y absurda produce ganancias económicas o riqueza financiera al poder venderse y comprarse. La comercialización del dinero debería estar prohibida, ya que el mismo solo debería utilizarse para facilitar el intercambio en sustitución del trueque.
La razón es muy sencilla: su comercialización perjudica a la sociedad y complica la vida en vez de facilitarla. Es injusto porque genera inconvenientes y obstaculiza los procesos, haciendo más difícil la posibilidad de utilizar el dinero de manera simple y eficiente.
A lo anterior hay que sumarle el estrés que significa no poder obtenerlo, no porque no se pueda mediante un trabajo o un negocio legal, sino porque simplemente las condiciones que se exigen para obtenerlo se establecen con la mayor cantidad de obstáculos posibles. Está claro que el objetivo no es facilitar la obtención del dinero, sino restringirlo de la manera más egoísta posible. Y, antes de continuar, quiero dejar claro que no se trata de ideologías trasnochadas sobre el comunismo, el capitalismo, el socialismo o cualquier otro «ismo», de los cuales también estamos hartos los seres humanos; se trata de la paz y la tranquilidad que necesitamos los humanos para evitar terminar matándonos unos a otros como en las películas zombi-apocalípticas.
Divisas
La existencia de diferentes divisas es una de tantas formas de comercializar con el dinero como si éste fuese un bien o un servicio, y no lo es, o no debería serlo. El dinero es una herramienta que facilita el intercambio y debería utilizarse exclusivamente de esa forma. El mundo debería, y está listo para, tener una divisa única, global y universal, sin costo mayor al que implica poder obtenerla mediante el trabajo o el comercio de servicios y bienes que no sean dinero. Una divisa única, global y universal, sin costo para una sociedad eficiente, ágil y feliz.
¿Qué significa esto? Una moneda única para todo el planeta, fácil de obtener y que sirva para poder realizar intercambios comerciales en cualquier parte del mundo.
Costos y Precios
Ambos aspectos de la economía obedecen a condiciones como la oferta y la demanda, y hasta allí quizá vamos bien. El problema aparece cuando estos «elementos» de la economía se utilizan para restringir a quienes necesitan bienes y servicios, y quienes los requieren no tienen las condiciones económicas acordes con los precios de compra de esos bienes y servicios necesarios. Al final es una completa contradicción, ya que es mucho más rentable permitir el acceso al dinero y a los bienes que restringirlo. No se trata de que los artículos de «lujo» o innecesarios deban tener precios regulados de modo distinto a la oferta y la demanda, en absoluto, el lujo es lujo y tiene un precio mayor por su «valor agregado».
Por ejemplo, los teléfonos celulares, una «necesidad» creada, real pero innecesaria, los cuales deberían tener todos la misma capacidad y posibilidades de uso, y su precio no debería estar sujeto a las cosas que puedan hacerse con ellos o con la calidad del aparato, ya que todos deberían ser iguales en ese sentido. El precio debería variar no según sus características técnicas, sino a otros aspectos como, por ejemplo, el material con el que sean fabricados. No es lo mismo un celular de oro o titanio a uno de acero, hierro o plástico.
Otro buen ejemplo son los medicamentos genéricos, que en comparación con los de marcas comerciales, que poseen el mismo componente y tienen el mismo efecto, tienen un menor precio. Los medicamentos no genéricos justifican un mayor precio ya que ello les permite agregar aspectos como un empaque más llamativo, hacerle publicidad al producto, o agregarle beneficios adicionales como un recubrimiento para evitar irritación gástrica, darle mejor sabor o un efecto «más rápido», sin embargo, el resultado en cuanto a los efectos sobre la salud se refiere, son los mismos.
Empleo y Producción
La actividad económica, o la economía, como la conocemos, se debe básicamente al hecho de que el ser humano consume bienes y servicios que son producidos, fabricados o creados por emprendedores, empresas o por el estado. En todos los casos, alguien debe hacer las tareas que se requieren para la producción de esos bienes o servicios. Lo que daña el bonito juego de la empresa, entendida como ente creador de beneficios y bienestar, es la «explotación» de los individuos que le permiten existir. No estamos hablando aquí del proletariado de izquierda contra el capitalista de derecha, eso queda para los pocos anticuados que siguen arrastrando el siglo XIX consigo, no, a lo que se refiere es a que las empresas de éxito convierten a sus empleados en «socios», si bien no literalmente, al menos comparten parte del beneficio. Los empleados de éxito se convierten en un valor agregado para el negocio, y para que un empleado le ofrezca a la empresa valor agregado, y que vaya más allá de sus tareas específicas, requiere de un trato más allá del usufructo de su tiempo y su conocimiento. El empleado que se siente parte de la empresa, se siente con la disponibilidad de ir más allá de su estricta labor contractual.
Al final del día, lo que importa es la producción de los bienes y la generación de riqueza para que esos bienes puedan ser adquiridos por todos. Mientras más personas consuman bienes y servicios mejor para el empresario, y si eso es posible, quiere decir que la capacidad adquisitiva de las personas lo permite.
Más allá de cumplir con los objetivos de calidad y productividad, lo importante es el bienestar. Que los objetivos consideren a la persona como la herramienta, dicho en el buen sentido, que permite la creación de bienestar. El producto debe estar orientado al bienestar, al igual que el servicio, deben estar orientados a hacer que las personas vivan mejor, se sientan bien y todos disfrutemos plenamente.
Sector Público y Privado
No deberían estar separados.
Todos deberíamos colaborar con la generación de riqueza y bienestar. Bien podríamos decir que todos en la sociedad deberíamos en algún momento estar dedicados a aquellas tareas que implican el bienestar de la sociedad toda, aunque de igual forma seamos empresarios o empleados.
Debería ser obligatorio que, en algún momento, todos los ciudadanos prestemos nuestro tiempo al servicio público, sin que ello afecte nuestra calidad de vida ni para bien ni para mal. El servicio público debería ser un orgullo, una razón altiva y parte de la cultura ciudadana. En algún momento todos deberíamos desempeñar un cargo «público» para el bienestar de toda la sociedad. Desde la presidencia de un país hasta la limpieza de un hospital, todos deberíamos en algún momento colaborar con ello.
A lo que me refiero no es a que el «sector público» desaparezca, no se trata de eso, a lo que me refiero es a que no sea utilizado, o mejor, mal utilizado, como hoy, convertido en una herramienta de corrupción y enriquecimiento injustificado y que solo se relacione al sector gobierno o de estado. Y que tampoco se relacione con esa actividad que hoy mal llamamos «política», actividad que, por cierto, concebida como lo hacemos hoy, sí debería desaparecer.
El control y bienestar social debería ser una tarea de todos, voluntario, sin fines de lucro y un orgullo al cual pertenecer, eso debería ser el «sector público».
El sector «privado» debería ser el que aporte al sector «público» lo que le permita poder estar a la vanguardia, es decir, por ejemplo, que el que desarrolla tecnología médica u hospitalaria, aporte la misma para los hospitales que no pertenecen a un empresario, sino a la sociedad toda. Las escuelas u hospitales «públicos» deben gozar de los mismos beneficios que los privados en el sentido de que la calidad de su servicio no puede ser inferior al que ofrecen las instituciones privadas. Al igual que los medicamentos de marcas comerciales versus los genéricos, la diferencia debe estar en el «lujo» o el valor agregado, y no en la calidad.
Salarios e Ingresos
En ambos casos, el objetivo debe estar adjunto al bienestar personal y colectivo, a la riqueza económica, moral y ciudadana. En ambos casos, estos deben estar por encima de lo mínimo necesario, es decir, que le permitan al individuo techo y comida decentes y suficientes para una buena salud física y mental, y que la decisión de disfrutar o no del lujo sea algo personal y no algo imposible o condicionado por ser rico o pobre.
El lujo debe pasar a ser un concepto desligado de la calidad. No quiero decir que lo lujoso no sea de calidad, no, no, desligado de la idea de que es mejor que el producto que no es lujoso. Según la RAE, el lujo es «Abundancia en el adorno o en comodidades y objetos suntuosos»; según Sombart: “Lujo es cualquier gasto que excede la necesidad”, y así debe entenderse. Sin embargo, lo necesario no tiene por qué ser de menor calidad que lo lujoso, ni menos duradero, o menos útil.
El lujo, según mi concepto, debe estar ligado a lo complejo que se hace la obtención de los materiales con los que se fabriquen los de lujo, o lo escaso de dichos materiales, o la complejidad innecesaria de un servicio. Por ejemplo, una habitación en un hotel de hielo en el polo norte, es un lujo, ya que el costo que implica poder prestar ese servicio es mayor al de un hotel en una ciudad conocida con todo lo necesario accesible para prestar el servicio.
Finalmente, lo importante es que disfrutar del lujo o no, no dependa del tipo de empleo o de las ganancias del negocio, sino de la decisión de cada quien de disfrutarlo o no.
Quizá, en lo profundo de esta reflexión, esté la posibilidad de que la vida no dependa de un ingreso en dinero, de un salario o de la ganancia en un negocio. El dinero no debería ser necesario sino para facilitar el intercambio, no para definir un estrato social o la calidad de vida de las personas.
Y, como cierre, el lujo debería estar asociado a lo suntuoso o innecesario, y no al valor auténtico y maravilloso de lo que ofrece bienestar pleno.
Pobreza
La pobreza, salvo aquella que sea voluntaria, no tiene por qué existir; los recursos están allí para impedirla. El problema es que dichos recursos no los facilitan quienes los manejan. Yendo aún más allá, cuando digo «recursos», me refiero al dinero, que solo debería tener un manejo, en su estado físico, para su recolección y producción por deterioro físico. De existir solo en forma virtual, el «token» no debería tener manejo oficial o del estado, sino ser regulado por la sociedad toda.
La pobreza producto de la exclusión o de la imposibilidad creada por otros para que los individuos no puedan acceder al dinero, es tan absurda como la implementación, por parte del estado, del famoso salario mínimo, que no es más que una herramienta oficial para la creación de pobreza. El salario debería ser producto de la capacidad de pago de quien ofrece el empleo y de la negociación entre las partes, es decir, un acuerdo entre empleado y empleador, sin que este sea regulado por el estado. Las actividades oficiales, denominadas «cargos públicos» en pro de la sociedad, deberían ser voluntarias y sin fines de lucro.
La otra parte de la pobreza se basa en la imposibilidad de acceder a servicios de salud, alimentación, educación y vivienda decentes y de calidad, debido a que «el estado», en algunas partes del mundo, no los proporciona.
El estado, que deberíamos ser, y de hecho lo somos todos, tiene que ser el ente facilitador por excelencia de los recursos generadores de bienestar. Todos por todos y para todos en pro del bienestar social. De ese modo, la pobreza desaparece.
Desapareciendo el concepto de estado al que estamos acostumbrados y adoptando uno nuevo, del cual se nutra la sociedad toda por el bien común, se permitirá la riqueza social. Es decir, una sociedad en donde todos somos ricos, tanto de forma monetaria como en educación y en salud, con la posibilidad de que todos disfrutemos por igual de las maravillas que ofrece el mundo.

La «pobreza» (MONETARIA) voluntaria es otro cuento, y sí, existe. Es la decisión voluntaria de vivir sin el recurso monetario o el dinero, y, aunque escaso en comparación con la gran población que dependemos del dinero, es una forma de vida que se nutre de la naturaleza y basa su economía en el trueque. Algunas poblaciones llevan viviendo así miles de años, y cada vez son más las personas que escapan de la sociedad «moderna» y enfermiza en la que vivimos hoy, y adoptan una vida más natural.
Retiro y Vejez
Aquí está la razón principal de esta última reflexión sobre el bienestar, esencia de este blog. La cuestión está en llegar a viejos sin miedo, sin el temor de no ser productivos e incapaces de sustentar nuestra vida dependiendo de otros. Si bien la sociedad intenta reflejar una especie de «respeto a la vejez», la verdad es que la mayor parte del tiempo no nos importa.
Si bien cada individuo es responsable de sus actos y debe prever su vejez para no tener que depender de nadie, la verdad es que no siempre se puede prever todo, y los eventos fortuitos pueden llegar y tomar desprevenidos a quienes no pensaban que llegaría el día en que se quedarían sin nada. Es entonces cuando la cosa se complica.
La sociedad debería prever el envejecimiento digno de sus progenitores, quienes por demás ya aportaron lo que debían aportar a la sociedad, incluyendo el bienestar de sus hijos. Entonces es deber de todos en la sociedad garantizar un retiro digno a quienes crearon todo lo que tenemos. Vean a su alrededor, todo lo que hay allí fue ideado, fabricado y distribuido por una o un grupo de personas; a esas personas les debemos la posibilidad de tener esas cosas, y esas personas van a envejecer o ya envejecieron, una de esas personas puede ser tú.
A ti también te gustaría tener la seguridad de un retiro digno y placentero; es por ello que es indispensable que todos lo garanticemos. La sociedad cuenta con los recursos para garantizar un retiro y una vejez digna, lo que hay que hacer es organizar el método para hacerlo y proteger dichos recursos para que sean intocables.
Tecnología
Productos que funcionen siempre, sean reparables, universales y no requieran de actualizarse, renovarse o reemplazarse obligatoriamente.
Así era la sociedad de los años 1980 hacia atrás. Lo que está sucediendo hoy con la tecnología es absurdo e innecesario. Si bien la ciencia y la tecnología evolucionan para el bienestar de todos, debería estar rígidamente prohibido hacer obsoletas tecnologías que funcionan perfectamente para obligarnos a adaptarnos a cambios innecesarios. No se trata de dejar de evolucionar o que las empresas no ofrezcan nuevos productos, se trata de que debería prohibirse la obsolescencia programada, el obligar a las personas a cambiar de tecnología siendo ello innecesario.
Obsolescencia programada
Es, por demás, una manera corrupta, cruel, innecesaria y absurda de generar riqueza, haciendo que los productos dejen de funcionar de manera intencional para obligar a los usuarios a cambiar de tecnología sin una justificación verdadera.
La famosa «Inteligencia» Artificial
Ciertamente artificial y creada por seres humanos que se equivocan como todos nos equivocamos. Por ahora, lo que se está haciendo es utilizar grandes cantidades de información almacenadas en computadoras para intentar simular el pensamiento humano. Sin embargo, hasta hoy, no hay computadoras capaces de ENTENDER la información como lo hacen las especies naturales.
Así que la interpretación de dicha información se basa en algoritmos creados muchas veces por seres humanos que no saben mucho de la vida, sin experiencia real más allá de estar sentados frente a un computador 18 horas al día, que se equivocan y que solo ensayan cometiendo errores. Dicho esto, no quiere decir que no va a llegar el día en que esos mecanismos electrónicos no puedan darnos respuestas acertadas. El problema es que los datos en que se basan esas respuestas deben ser ciertos, estar comprobados y reafirmados por seres humanos capaces, verdaderamente inteligentes y preocupados por el bienestar y no por la manipulación o simples intereses económicos.
Comunicación y Medios
Televisión paga y gratuita
(La idea no es pagar por ver comerciales)
Cuando aparecieron HBO, CNN y MTV, la idea era que las personas pagaban por un servicio de transmisión de entretenimiento o noticias, para evitar así ver comerciales molestos que interrumpieran la diversión. Sin darnos cuenta, nos empezaron a engañar, haciéndonos no solo pagar por ver buen entretenimiento, sino pagar por ver comerciales publicitarios.
Si el canal o la plataforma es gratuita, se justifica que se vendan espacios publicitarios para generar dinero, pero si son pagas, transmitir publicidad comercial es simplemente estafar al televidente.
El negocio de los Noticieros
Si no hay noticias, hay que crearlas para vender espacios publicitarios y ganar dinero. Hagan un experimento y siéntense a ver un noticiero, piensen cuando han visto la misma noticia anteriormente, si bien no idéntica, sí muy parecida. Hace un año, dos, cinco… sí, siempre se repiten las mismas noticias. Las cadenas de televisión son un negocio, y los noticieros son uno de los espacios más vistos por las audiencias, y por ello, uno de los más productivos para las cadenas televisivas y de radio.
No se dejen engañar, sean críticos.
Guerras, los famosos conflictos armados, enfermedades, tragedias, robos, delincuencia, delitos, aberraciones… sí pasan por casualidad, bien para los noticieros, pero si no pasa nada, son creadas, y en muchos casos, los gobiernos y las grandes corporaciones son cómplices en la generación y creación de esas noticias ciertamente falsas. «Se pagan y se dan el vuelto»…
La promoción de la violencia genera más violencia. Los noticieros, y el contenido de los medios en general; y el estado, parecieran procurar la promoción de la violencia intencionalmente para así generar aún más violencia. ¡Estamos locos! Pregúntense: ¿por qué no hay un solo noticiero dedicado a dar únicamente buenas noticias? Quizá hasta sería más beneficioso para las cadenas televisivas, lo que pasa es que nadie lo ha intentado.
Identidad
Nacionalidad y documentación
El mundo se hace cada vez más pequeño y competitivo, movernos alrededor de él se hace cada vez más frecuente e inevitable, lo que significa estar obligatoriamente ligados a requerimientos migratorios como visas, permisos de trabajo, etc., los cuales no son realmente necesarios.
Ya hoy día, la nacionalidad es algo que va dejando de ser importante para los ciudadanos. Muchos poseen múltiples nacionalidades, y no por quererlo, sino porque el sistema obliga a las personas a someterse a dicho procedimiento, cuando en realidad no tiene otro valor que la legalidad dentro de un territorio, lo que, por demás, no impide a nadie cometer un crimen dentro de dicho territorio, y finalmente, cualquier estado puede privar de la libertad a cualquier persona que cometa un delito dentro de sus «fronteras».
Un documento universal nos evitaría muchos trámites innecesarios para poder visitar o hacer vida en cualquier parte. Por otro lado, los países evitarían así la migración «ilegal», que, como bien se sabe, es prácticamente imposible de frenar. Una migración legal y flexible generaría aún mayores ingresos que el pago por visas y el cumplimiento de requisitos migratorios.
En fin, todo lo que complica los procesos solo evita el beneficio.
Viajes y Migración
Los países solo deberían exigir que el individuo no tenga antecedentes penales y su documento de identidad en regla; un solo documento de identidad que, valga la redundancia, identifique completa y eficientemente a la persona de manera global, y de estar solicitando empleo, solo presentar la documentación que lo acredita para ello.
Ya existen tecnologías que permitirían perfectamente a las personas transitar el mundo como lo que es: nuestro mundo, uno solo para todos, donde todos hacemos vida, con un solo documento que nos identifique como ciudadanos del mundo y nos facilite la libre movilidad alrededor del planeta sin mayores restricciones, simplemente no tener antecedentes criminales y dicho documento de identidad en regla.
No habría ni siquiera que modificar los procesos de entrada y salida de los territorios, y serían mucho más rápidos, ágiles y eficientes.
Territorios
Al igual que la nacionalidad, los territorios van desapareciendo. Es decir, las personas recorren el mundo, salvando obstáculos legales, pero igual lo hacen. Estar aquí y allá es cada vez más frecuente. Inclusive vemos como las personas llegan a territorios de manera ilegal, huyendo y solicitando asilo, y, legal o ilegalmente, al final los territorios tienen que acogerlas.
Entonces, ¿qué sentido tiene la territorialidad? ¿Es realmente algo que impide a las personas entrar y salir de ellos? ¿Son los estados realmente eficientes impidiendo toda la ilegalidad que ocurre, como el tráfico de drogas o de personas? La respuesta es NO.
La inversión en tecnología, personal, recursos bélicos, etc., no ha impedido nunca nada. Los delincuentes siempre consiguen la manera. Entonces, ¿para qué una división virtual e imaginaria? Quizá hasta sería más fácil de evitar si, en vez de una delimitación, hubiese una integración colaborativa del mundo, donde bajo un solo principio de bienestar, nos protegiésemos unos a otros y se compartieran los recursos.

Analizando lo dicho anteriormente, lo de la inexistencia de territorios no impediría tener servicios de control de tránsito global, que identifiquen a las personas y puedan detectar si poseen antecedentes criminales o si son solicitadas por los entes de seguridad. Lo mismo ocurre con las licencias o permisos para conducir, las placas y registros de vehículos, lo que permitiría movernos por todas partes en nuestros vehículos, lo cual ya es posible, pero sería mucho más sencillo. Un registro universal de vehículos facilitaría el control y el tránsito entre países. Y si aplicamos lo mismo a la telefonía fija y móvil, entonces no habría restricciones de comunicación y las empresas de telecomunicaciones registrarían aún más beneficios. Al final, las personas siempre consiguen la manera de facilitarse la vida, así sea en contra del sistema. ¿Cuántas llamadas internacionales se realizan hoy utilizando la telefonía convencional? NINGUNA.
Los conflictos territoriales no son más que el producto de la existencia de la territorialidad. Basta un enemigo común para que pasemos de enemigos a aliados. Entonces, ¿por qué no tener un solo territorio cooperativo integrado en pro del bienestar de todos?
Individuos globales
Ya lo somos en la práctica, lo que hay que hacer es crear una nueva reglamentación universal que nos facilite la vida a todos como seres humanos globales integrados.
Si a todo lo anterior le sumamos una moneda, divisa o «token» de intercambio global, viviríamos en un mundo donde todo sería más fácil. Ya lo vemos con países que adoptan divisas extranjeras como locales o se integran en una sola, y así se facilita la vida.
Gobiernos globales integrados
Esta quizá sea una premisa un poco más compleja de llevar a la práctica, pero ya se asoman por ahí unas ideas que podrían ser válidas. Un gobierno global, integrado, colaborativo, conformado por un equipo multiétnico de trabajo en pro del bienestar de todas las personas en la Tierra, sin distinciones ni barreras separativas que no hacen sino generar conflicto.
Un equipo de gerencia y dirección del planeta sería, no solo una solución para los conflictos que existen, sino que impediría conflictos futuros. Además, la colaboración evita el conflicto. Cuando nos vemos obligados a colaborar, todas las barreras se caen.
Finalmente, un idioma universal. Ya casi todos utilizamos el inglés como idioma universal. Pero más allá de cuál sea el idioma, lo ideal sería que todos hablemos el mismo idioma cuando tratemos asuntos globales. Ello nos facilitaría el entendimiento cuando nos movemos por el planeta. Hoy por hoy, ya muchos niños y niñas aprenden inglés sin que nadie los enseñe, debido a la necesidad de entender los contenidos de Internet. Entonces sí se puede, y el camino ya está casi andado.
Educación y Conocimiento
Gratuidad total
Si bien pueden existir instituciones de educación con fines de lucro, la educación debería ser ofrecida por los estados de manera gratuita en todas partes. El conocimiento no debería estar limitado a quienes tienen cómo pagarlo. Nuevamente, cada vez se hace más viable obtener conocimiento gratis; miles de personas ya ofrecen su conocimiento y experiencia gratuitamente por Internet.
Vemos como países que ofrecen educación gratuita progresan con mayor eficiencia y poseen mejor calidad de vida. Ahora bien, debe ser educación de alta calidad y actualizada, efectiva, relevante y que genere bienestar.
Enseñar La Verdad
Por años, los gobiernos se han involucrado en el sistema educativo para educar a los ciudadanos según les convenga, así sea mintiendo. Al final, la verdad siempre se sabe y terminamos descubriendo las mentiras, lo que no hace sino hacer quedar muy mal a las instituciones que deberían enseñar la verdad. Hoy día es casi imposible ocultar la verdad, y aunque parezca más fácil convencer a las masas vía Internet y redes sociales, las mentiras no duran mucho en descubrirse.
Ya nadie cree en nada y hay que demostrarle a las personas que hay verdades muy útiles que nos permiten vivir mejor. La educación formal es la entidad ideal para formar individuos que puedan gerenciar el planeta en el futuro y hacerlo un mejor lugar para vivir.
Excelencia
Si algo está perdiendo el sistema educativo en el mundo, es el principio de la excelencia. Sin ello, difícilmente podremos mejorar la calidad de vida en el planeta. Sin ello, no habría productos y servicios de alta calidad, y de ser así, entonces nos perderemos todos en un mundo de supervivencia salvaje al que ya estamos volviendo.
No vale la pena vivir en la mediocridad. Es mejor y se disfruta aún más cuando la excelencia se impone a lo ordinario, común, descuidado y desprolijo. Convirtamos la excelencia en lo común, convirtamos la excelencia en moda, en que si no es así, entonces no es.
Las Religiones
Hoy día casi nadie cree en las religiones, y menos en las personas como curas y monjas o pastores, líderes religiosos o doctrinas de fe, que cada vez dan más vergüenza. Sobre todo, las nuevas generaciones entendieron que muchas son solo mecanismos de manipulación y coacción. Lo que no quiere decir que las personas no tengan fe, o no crean en Dios o en Dioses, Diosas, etc. Si hay algo de cierto en las religiones, quienes las dirigen deberían apurarse en demostrarlo. Dejar el absurdo de hacer creer a las personas ciegamente y luego pedir pruebas científicas para los milagros. Díganme si no es contradictorio.
Contradicciones
Si hay algo de cierto en las doctrinas que se basan en libros escritos por seres humanos, entonces las instituciones que se auto-adjudican la conexión con seres supremos, demuéstrenlo rápido, o se van a quedar sin clientes. Porque esa es otra, se nutren de la pobreza, pero viven como reyes, rodeados de lujos, y muchos, del pecado.
Un Negocio
Una iglesia, cualquiera que esta sea, al igual que cualquier otra institución, requiere del dinero para sustentarse. El problema es que basan su promesa de venta en publicidad engañosa, y no prestan un servicio con resultados tangibles. Y no solo eso, dependen del aporte de la sociedad. El que quiera creer, que crea, eso es una decisión personal. Sin embargo, la asesoría espiritual debería ofrecer resultados comprobables a los individuos que la solicitan.
Salud
Hemos llegado al punto de un descaro tal, que es evidente que más allá de una vocación en pro del bienestar, es un negocio que se nutre de la enfermedad.
Es como lo de los gobiernos y el delito: sin crimen no hay necesidad de un orden, sin enfermedades no hay necesidad de médicos y farmacéuticas. Entonces el objetivo es mantener a las personas enfermas, o al menos no erradicar las enfermedades. Si al final lo que se quiere es evitar la superpoblación para que alcancen los alimentos, deben existir mecanismos más inteligentes que la creación de enfermedades o tratamientos que están diseñados para empeorar la salud y no para mejorarla.
Gratuidad
Por lo anterior, la medicina y la farmacología como ciencia en pro del bienestar de las personas, deberían ofrecer productos y servicios total o casi totalmente gratuitos, sin que ello impida la existencia de los mismos con fines de lucro, y que posean la misma calidad y generen el mismo efecto. Compartiendo los mismos principios de la educación, en búsqueda de la excelencia y con la verdad como premisa.
Me pregunto qué pasó con aquello del juramento hipocrático, quizá lo convirtieron en un juramento muy hipócrita. En fin, que la ética se fue para el carajo, y me perdonan la expresión.
El Estado y El Gobierno
Debe ser meritorio y respaldado con experiencia y estudios
Sobre todo, en América Latina, hemos caído en el error garrafal de elegir a nuestros representantes al gobierno por su carisma, y no por sus méritos, credenciales o estudios.
Siendo este el empleo más importante para la sociedad, el candidato a ese empleo debería tener el currículo adecuado. Si lo hacemos para contratar administradores, ingenieros, médicos, etc., ¿cómo no hacerlo para quienes van a llevar las riendas de un territorio, representando además nuestros intereses? La próxima vez que vaya a elegir a un representante suyo, exija sus credenciales, antecedentes, experiencia, etc., al igual que lo haría con cualquier empleado. Porque otra cosa a la que estamos mal acostumbrados es a pensar que, una vez electo, nuestro representante pasa a ser nuestro «jefe» o nuestro «superior». Todo lo contrario: es nuestro servidor. Su labor es obedecer las demandas del pueblo y cumplirlas; de hecho, es su empleado. Usted lo contrató para que trabajara para usted y es usted quien le paga su salario con sus impuestos, así que tiene todo el derecho a despedirlo si no le cumple.
Debe ser colaborativo e integrado, con diferencias constructivas sin partidarios ni divisiones
La partidocracia ha sido otro mal de la «política» en el mundo entero. No se trata de agrupaciones con puntos de vista opuestos, se trata de que todos vivimos en un mismo territorio y tenemos los mismos intereses y necesidades. Se trata de crear equipos multidisciplinarios que trabajen en pro del mismo fin: el bienestar común, el de todos, sin distinciones.
De haber diferencias, que además es bueno que existan, estas deben utilizarse para sumar bienestar, para agregar valor.
Debe ser voluntario y obligatorio, sin fines de lucro, y un honor
Todo individuo que viva en sociedad debería prestar, en algún momento de su vida, su tiempo en pro del bienestar social. Algo parecido al servicio militar, pero también en todos los otros ámbitos del estado. Esto debería ser un deber y un orgullo ciudadano, meritorio, responsable y voluntario. Es decir, aunque sea una necesidad para la sociedad y un deber individual, también debe ser un derecho y una razón para sentirse orgulloso.
Debe ser supervisado por la sociedad toda
El incumplimiento o la mala praxis durante el servicio deben permitir a la sociedad destituir al individuo, al igual que se haría con cualquier empleado que incumple su trabajo, sin necesidad de esperar que se cumpla el periodo para dicho cargo, y debería regirse por la misma ley del trabajo.
Debe ser rotativo
Es decir, con una duración suficiente para poder aportar sin que este espacio de tiempo se prolongue injustificadamente, dando oportunidad a todas las personas. Engranado, coordinado, eficiente y productivo.
Debe ser un honor
Poder representar y servir a la sociedad en la que vivimos debería ser un honor y motivo de orgullo, algo a lo que todas las personas quieran aspirar tener en su hoja de vida.
Debe ser como cualquier empleo y sin inmunidades
Ese cuento de tener inmunidad por pertenecer al gobierno es la trácala más grande que existe, y solo permite delinquir sin tener que pagar por el delito. Ladrón es ladrón, delincuente es delincuente y debe ir preso.
El Delito y La Justicia
Igual para todos e implacable
Juez que se venda, va preso.
La ley debe aplicarse de la misma manera a todos, por igual. Nada de prescripción de delitos por vencerse los plazos. El que comete un delito debe pagar por ello. Eso sí, con el debido proceso y la norma por delante. Se es inocente hasta demostrar lo contrario, pero con todas las de la ley: detención preventiva, casa por cárcel, prohibición de salida del territorio, presentaciones periódicas, etc. Al demostrarse inocencia, debe indemnizarse a la persona y declararla inocente ante la sociedad, reivindicando su prestigio y pagando por los daños y perjuicios que ello haya generado.
Ahora está de moda justificar a delincuentes al simplemente pedir perdón, lo que lleva a ese delincuente a sentirse con el derecho de delinquir cada vez que quiere. Delincuente es delincuente y debe pagar con la pena correspondiente por el delito cometido.
No hay delito justificado, ni siquiera en pro de una causa «justa». Delito es delito y debe tratarse como tal. Los estados deben dejar de justificar el delito como un daño colateral.
Pareciera que, si desaparece la delincuencia, no es necesario un estado que imparta justicia y, por ello, no es bueno erradicarla. Si pudiésemos llegar al punto de no necesitar ni ejércitos ni policías, esas personas podrían ocupar cargos mucho más productivos. Ahora bien, suena a utopía, y quizá lo sea, porque los seres humanos somos humanos y nos comportamos como tales, para bien o para mal. Pero podemos acercarnos a una sociedad donde los delitos se minimicen al máximo. De hecho, ya existen sociedades así; lo que hay es que copiar los modelos que funcionan.
Felicidad y Bienestar
Garantías
Debemos urgentemente hacer los cambios necesarios para poder vivir en paz y ser felices, garantizando el bienestar de todos, desde la primera infancia hasta la vejez, con educación, salud, sana recreación, colaboración, participación y autocontrol. Si se puede, muchos ya lo están aplicando y les funciona. Es hora de copiar lo bueno y rechazar lo malo, crear métodos nuevos y eficientes que funcionen y generen cambios positivos, disminuir al máximo la pobreza, enriqueciendo a la sociedad toda, generando alta calidad de vida.
Estrés cero
No mientas, no asumas, no dependas. El amor es la única respuesta.
Para poder eliminar el estrés que nosotros mismos nos hemos provocado, debemos cambiar el estilo de vida que estamos llevando. Evitando tecnologías innecesarias, dejando de crear necesidades en todos los ámbitos.
La mentira solo provoca estrés al mentiroso y, aunque no lo sienta, lo padece. El asumir solo nos deja en ridículo, tanto a nosotros mismos como a quien estamos involucrando. Depender de los demás nos hace vulnerables y debilita nuestra estima.
Hacer todo con amor, por nosotros mismos, por los demás y por el planeta, nuestro planeta, único y hermoso, el que nos brinda todo cuanto requerimos para ser felices.
Foto de portada: La foto de portada la elegí por representar lo que considero un lugar donde se ha logrado un alto nivel de bienestar general y quisiera, de alguna manera, poder copiar el modelo para nuestra América Latina.
Abramos la discusión, una discusión respetuosa, inteligente, de altura, en pro de resolver los problemas.
Si es posible.
Gracias por leer.
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Fotografía de Frank Hernández @myfrank_
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